A decir
verdad, es un lugar al que no hay que precisarle apellido…ni “de Santo Tomás”,
ni “de Crombet”, ni “de los Mártires”. Basta que a cualquier santiaguero –donde
quiere que se encuentre- le digan: “La Placita ”, y en su mente evocará ese pedacito de
la ciudad de gran tradición cultural y épica, posiblemente, también, la que más
colme de recuerdos a quienes acostumbraban a solazarse allí.
Nacida –y
“crecida”- al amparo de la iglesita de Santo Tomás...,