La Guerra Chiquita o la revolución abortada
Cuando, entre finales de mayo y parte del mes de junio de 1878, las
legiones mambisas protestantes en Baraguá, se vieron forzadas a deponer las
armas -tras muchas e infructuosas gestiones para recibir ayuda del exterior y
de las ciudades de la Isla- y avalaron esa actitud con el respectivo acuerdo entre
el Gobierno Provisional de la República de Cuba en Armas y el general en jefe
del ejército español, Arsenio Martínez Campos, de hecho se cerró un
extraordinario capítulo de nuestra historia, pero, de modo tal, que se abría el
prólogo de otro conflicto bélico hispano-cubano…