El jefe
más exitoso de la Guerra Chiquita
La Guerra Chiquita fue la ocasión y el escenario
propicios para que José Maceo diera nuevas muestras de su gran talento, lo
mismo para las acciones bélicas en condiciones difíciles ante el enemigo, que
como un político emergente y cauto ante situaciones complejas del patriotismo cubano.
Casi 14 meses después de haberse acogido a la paz
trabajada tanto por el ingenio estratégico del general Arsenio Martínez Campos,
como por la incomprensión y la consecuente indiferencia de los cubanos de la
Isla y de la emigración; en fin, a
poco más de un año de haber salido del bando rebelde, José Maceo y otros miles
de patriotas criollos volvieron a la manigua redentora para intentar, otra vez,
el logro de la independencia, de la definitiva abolición de la esclavitud y de
la libertad para todo el pueblo de Cuba.
En el ocaso del 26 de agosto de 1879, apenas horas
después de sostener una reunión con las altas autoridades coloniales en
Santiago de Cuba, en que, más que inquirirles sobre su compromiso con la
conspiración insurreccional, se les insinuaba descubierta su activa participación en ella,
el coronel José –a despecho de la detención anterior de importantes
involucrados y de los titubeos en ese día del general Guillermón Moncada-
dio por cumplida la palabra empeñada a
su hermano y jefe, el mayor general Antonio Maceo Grajales, de levantarse en
armas y no dejarse coger prisionero inactivo...