Por: David Mourlot Matos
El 16 de abril de 1906, llegaron a El Cobre, desde el poblado de San Luis, Pinar del Río, América Guerrero y su familia. Venían donde la Virgen de la Caridad, a probar —como asentara la pequeña en el libro de autógrafos— “que, del uno al otro confín de la isla, se extiende su fama de protectora de los cubanos.” Realizaron el escarpado ascenso hasta alcanzar el viejo Santuario del Cardenillo, herido ya de muerte por la insensibilidad y la codicia... Dieron de frente con la imagen de la virgen morena, ante la cual se arrodilló América para pedirle, con el fervor y la pureza propios de su edad, “que no olvide a esta niña de once años que desde tan lejos vino a visitarla”.