El final no deseado de
aquel proyecto continuador, alentado en Baraguá, -a causa, entre otras, de la
salida del general Maceo al extranjero; el fracaso de su misión para allegar recursos humanos y materiales, y traerlos a la manigua, así como también la capitulación
del Gobierno Provisional-, como era de esperarse, animó una nueva oleada de
ataques personales contra Maceo...
Así, el 12 de junio de 1878 –
aún en pleno ejercicio de su empresa de captación de auxilios para los
combatientes en Cuba -, un reportero del periódico neoyorquino Las
Novedades, le insinuó al general Maceo el que éste había capitulado
ante Martínez Campos[1]
, y, no obstante la diáfana negativa de Maceo, algunos individuos más
insistieron en esa versión, como fue el caso del Sr. Manuel Dueñas, quien –
conforme la carta del general cubano a Camilo G. Moore, del 27 de agosto de
1880 – seguía divulgando que la salida de Cuba por parte de Maceo, el 8 de mayo
de 1878, había sido mediante un compromiso de éste de no volver a hacerle la
guerra a España; así como también, de que Maceo había recibido por ello una
cantidad de dinero de las autoridades españolas de la Isla[2].
También, el Boletín
Mercantil, de Puerto Rico, con fecha 11 de junio de 1880,
abrazó esa versión[3]
Cabe preguntarse, entonces
¿salió Maceo capitulado de Cuba? Y ¿recibió dinero de las autoridades
coloniales del país?
De acuerdo con el acta de la
reunión del Gobierno Provisional, del 18 de abril de 1878, no salió el general
como capitulado, sino por una orden de este órgano ejecutivo, para cumplir una
comisión de suma importancia en el exterior, a propuesta del Dr. Félix
Figueredo, quien, en larga introducción a los miembros del gabinete, y de
cálidos elogios al hombre que consideraba idóneo para que , con plenos poderes,
“sin trabas de ningún género [...] exponga la grave situación por el reducido
número [de] los que sostenemos nuestros principios, sin ningún concurso contra
un Ejército formidable[...][4].
Y agregó el médico mambí: ”[...] que se atreve a recomendar para el desempeño
de tan indispensable comisión al mayor general José Antonio Maceo, que por sus
importantes servicios, su brillante historia militar y su reconocida honradez,
hace que todos los patriotas tengan en él entera confianza [...][5].
Con visión futura, el
brigadier Figueredo, también dijo:”[...] que parece que puede haber aquí una
fuerte conmoción, si se le nombra (a Maceo) para este objeto, pero cuando la
patria está en peligro es obligación
operar todos los medios para alcanzar altos fines.”[6]
Aporta
más aún, al decir: “[...] que al separar al General Maceo para una comisión tan
importante al extranjero podría acarrearse un conflicto por los descorazonados,
pero que no era esperable porque ellos comprendían que para una empresa de este
género era necesario un hombre de acción que reuniera además todas las
simpatías, que si bien era verdad que en
momentos tan supremos dejaba el campo de la lucha, también lo era que acometía
otra empresa de mayores peligros.”[7]
El acta
concluye del siguiente modo: “Oído el parecer del Dr. Figueredo, se le permitió
retirarse, y entonces el coronel
(Fernando Figueredo) Secretario
del Gobierno dijo que tan
trascendental asunto debía analizarse de inmediato”, y apoyó la
propuesta del médico.[8]
Para más
información, el 3 de mayo de 1878, el presidente Calvar envió a Maceo la
credencial e instrucciones de la comisión que iban a cumplir, y le ordenó,
asimismo, hicieran uso de los medios de transporte que Martínez Campos puso a
disposición de dicho Ejecutivo[9]..
Y
previendo incomprensiones e infeliz desenlace de la misión, el 8 de mayo de ese
año 78–, el mismo día de la salida de la comisión para Jamaica-, el Gobierno
Provisional expidió su “Manifiesto a los Cubanos de la Emigración”, cuyo texto
indicaba:
“Marcha el Gral. Maceo al extranjero
cumpliendo orden de su Gobierno y éste espera, en nombre del pueblo que
representa y en obsequio de vuestra misma dignidad, que todos os ocupeis a su
rededor. Para el mejor desempeño de la misión que se le confía se ha dispuesto
le acompañen algunos jefes de nuestro ejército.”[10]
Y señala
el documento, igualmente:
Si
estuviera decretado por el destino que los esfuer-
zos
titánicos que ha hecho Cuba durante dos lustros
por conseguir su libertad, se
reduzcan a la nada,
habremos al menos cumplido con nuestro deber,
tendremos derecho si tal sucediere, a levantar
nuestra voz en son de
protesta contra todos: pues
todos
excepto nosotros, serán responsables de que
la
enseña que levantó el inmortal Céspedes [...] se
hunda
para siempre, y que de la causa de la
indepen-
dencia
de Cuba, sólo pasen a la posteridad los sa-
grados
principios, la heroicidad de sus hijos y el re-
cuerdo
de sus mártires.[11]
No es abundancia vana,
recordar las declaraciones del propio Maceo, ante las aseveraciones
tendenciosas al respecto: Yo no cedí al Pacto (de Zanjón) ni a la situación…
…
angustiosa de aquellos días fatales; salí al extran-
jero,
y no me avergüenza confesarlo, engañado por
mis
amigos y compañeros más queridos, quienes,
según
una carta del doctor Félix Figueredo, al Gene-
ral
Máximo Gómez, que conduje sin saberlo a Jamai-
ca,
prefirieron sacarme del país, a que pereciera en
los
campos de Cuba.
[...]
En
atención a los ofrecimiento de espera que me hi-
zo Calvar, acepté
la misión que dejo expresada, con-
vencido de que dentro del plazo acordado entre él y
yo,
podría volver a mi puesto con los elementos que
ofrecieran las emigraciones de los Estados Unidos
y
Jamaica.
Hago
esta aclaración para que se conozcan los he-
chos
que precedieron al último desarme de la
Re-
volución.[12]
Ahora bien, ¿hizo Maceo algún
compromiso de sumisión a España, o de no levantarse más en armas contra el dominio
de ese país sobre Cuba?
Ya, en la propia orden que
acompañó al Sr. Emilio Brutón, capitán del buque Fernando el Católico, para
trasladar a Maceo hasta Kingston (Jamaica), escribió el general Martínez
Campos: “En el caso, no probable, de que Don Antonio Maceo desease volver, no
será admitido si no presta sumisión al Gobierno ante el cónsul español en el
citado puerto.”[13]
En su ya referida réplica al Boletín
Mercantil, de Puerto Rico, Maceo apuntó:
“El general Martínez Campos
dejaría de ser un caballero si dijera que he celebrado con él convenio,
negociaciones o compromiso de ningún género; y [...] no puede haber dicho de mí
más que lo que pertenece, hasta ahora, al dominio público. El general Martínez
Campos, así como sus demás paisanos, saben que he sido, soy y seré:
independentista sin condiciones”[14]
A su vez, en la refutación a
lo dicho por el Sr. Manuel Dueñas (carta a Camilo G. Moore, del 27 de agosto de
1880), lo dijo de modo similar:” Ni un
solo español ni cubano podrá decir sin
que falte a la verdad, y sin que aparezca como un miserable calumniador, que he
contraído compromisos con las autoridades [...] El general Martínez Campos,
mejor que nadie, podrá dar un mentís a la versión del Sr. Dueñas [...]”[15]
Los hechos ofrecen un fuerte
soporte a las palabras de Maceo; es decir: no regresó a la Isla, lo cual debe
considerarse como su no sumisión; se mantuvo conspirando y dispuesto constantemente
a invadir el país y, de hecho, siempre le hizo saber a los mandos españoles tal
disposición, que para evitarlo siguieron dando curso a sus numerosos planes
para asesinarle –urdidos todos por el gobierno colonial en Cuba-; en fin, señales
indiscutibles de quién era, en realidad, el enemigo más peligroso que tenía la
Corona ibérica para mantener su soberanía sobre la isla, y, a la vez, de los
objetivos perseguidos por dichas autoridades con todas esas afirmaciones
falsas...
[1] Ideología Política. Vol. I, p.115
[2]
Ibidem, p.173.
[3]
Ibidem, p.165.
[4] ANC.
Fondo Donativos y Remisiones: Leg. 99 n.400.
[5]
Ibidem.
[6]
Ibidem.
[7]
Ibidem.
[8]
Ibidem.
[9] Cuadernos de Historia de la Salud Pública n.
56; pp 87-88.
[10] Papeles de Maceo. Tomo II, pp. 107-108.
Academia de la Historia. Ed. Ciencias Sociales; La Habana, 1998.
[11] Ibidem.
[12] Cuadernos de Historia de la Salud Pública n.
56; p.101.
[13] Ideología Política. Vol. I, p. 117 ( Pie de
página).
[14] Ibidem, p. 165.
[15] Ibidem.
No hay comentarios:
Publicar un comentario