Nació
Tomás, el 25 de diciembre de 1854, en la ciudad de Santiago de Cuba,
primogénito de los seis vástagos de la familia formada, de una parte, por el
licenciado Tomás Padró Sirerol, del linaje de la
Casa Padró , conquistadores de Aragón,
Cataluña y Valencia contra los moros, desde 1292, y convertidos por tales en
caballeros y gentil-hombres del reino; de la otra, por Magdalena Sánchez Griñán
y Carbonell, hija de uno de los notables próceres santiagueros –de origen
hidalgo, también-, el coronel Francisco Sánchez Griñán.
En la propia Santiago de Cuba cursó sus estudios de primaria
(elemental y superior), así como también parte de los secundarios, pero pronto
fue enviado por sus padres a estudiar al Colegio Carreras, de Barcelona, de
donde egresó con premio, por su brillantez, tras lo cual venció los estudios de
Química Inorgánica y Farmacología, en la universidad catalana, con premio en
1873 (en certamen de Química Inorgánica), en 1875 (en lid de operaciones
farmacéuticas), y en septiembre de ese propio año, en que ganó el Premio
Extraordinario de la
Licenciatura.
Tan sobresaliente estuvo en sus estudios, que, a poco de
graduado, la Sociedad
Médica El Laboratorio lo hizo miembro de número, como también
la
Sociedad Médico-Farmacéutica de Barcelona y el Colegio Médico
de esa misma ciudad, desde el 29 de enero de 1876.
Sin embargo de tantas perspectivas que eso suponía, se vino
a su natal Santiago de Cuba, donde fue empleado como farmacéutico del hospital
militar de la ciudad, en momento en que se libraba aún la denominada Guerra de
los Diez Años.
De inmediato, colaboró con el bando insurrecto, auxiliándolo
con medicina, vendajes y productos químicos útiles para las acciones bélicas;
pero, descubierto por las autoridades coloniales, se vio obligado a tomar el
camino de la manigua.
Integrado a las fuerzas de la Brigada Cambute
(en la serranía de El Cobre), bajo el mando del entonces coronel insurrecto Leonardo
del Mármol Tamayo, asistió a numerosos combates, participó en la Protesta de Baraguá y en
los últimos memorables combates de Arroyo Municiones y Caobal I y II, tras los
cuales finalizó aquella dura y gloriosa contienda, luciendo los galones de
capitán del Ejército Libertador de Cuba.
Como la paz duró poco en la Isla , mínimo fue el tiempo de una vida distendida
en Tomás Padró Griñán, quien, desde fines de 1878, conspiró con Guillermón
Moncada y José Maceo, con el fin de reanudar la batalla por separar a Cuba de
la tutela de España, y con los cuales salió nuevamente al campo, en la nueva
guerra -ya como comandante y jefe del Estado Mayor del general Moncada-, el 26
de agosto de 1879, cuando el estallido en Santiago, hasta el Pacto de Celina o
Confluente (Guantánamo), el 1 de junio de 1880.
En esa fecha –pese a las garantías ofrecidas por el mando
español de los generales Ramón Blanco, Camilo Polavieja y Luis Pando, ante los
cónsules de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, de permitirle viajar a la
vecina Jamaica-, los combatientes cubanos fueron apresados en alta mar y
enviados a prisiones españolas en la metrópoli y en otras posesiones de dicho
país.
Internado primeramente en cárceles cerradas, Padró tuvo por
límites, luego, la ciudad de Alicante y, finalmente Madrid, donde colaboró con
Rafael María de Labra e ingresó (1881) en la Sociedad Abolicionista
Española contra los remanentes de la esclavitud en Cuba.
Retornó a Santiago de Cuba en 1884; mas, imposible la vida
para él en su país, se fue a Honduras (gran hogar de los cubanos proscritos), donde
se puso a disposición de Máximo Gómez y Antonio Maceo, durante el plan de
invasión a Cuba de ambos generales, además de ejercer la cátedra de Ciencias
Físicas Naturales, en la universidad de esa nación centroamericana, hasta que
en 1887 pasó a Panamá (otra patria adoptiva de los patriotas cubanos en exilio
forzoso). Allí intimó más aún con el general Antonio Maceo y fue uno de los
fundadores de una organización auxiliadora de los trabajos del independentismo
cubano, la Sociedad Cooperativa
Antillana.
Vuelto a Cuba en 1889, por orden de Gómez y de Maceo, para
conspirar con el brigadier mambí Flor Crombet y el coronel Pedro Castillo,
tiempo en el que se hizo cargo otra vez de su farmacia, sita frente a la Placita de Santo Tomás.
En 1890, conspiró con Maceo, en el denominado movimiento de
“La Paz del
Manganeso”, con el que este movilizó a los elementos separatistas de toda la Isla , y fue Padró, además, uno
de los representantes de este jefe en los movimientos posteriores que
desencadenaron el alzamiento del 24 de Febrero.
Por orden de Maceo, precisamente, se alzó el 1. de mayo de
1895, al frente de 60 jóvenes santiagueros, cuando ascendió a teniente coronel
del Ejército Libertador.
Fue jefe de Estado Mayor del general José Maceo, con quien
se batió en numerosos choques contra los españoles, y fue uno de los pocos que
acompañaron a este en su temeraria entrada a la villa guantanamera, en junio de
1895, entre los dos fortines que custodiaban la ruta de ingreso a esa población;
fue, asimismo, delegado electo a la
Asamblea de Jimaguayú (constituyente de la República de Cuba en Armas),
y designado jefe de Estado Mayor del Departamento Oriental, por el general
Antonio Maceo, y administrador de Hacienda, por el Consejo de Gobierno.
Coronel, desde el de 1895.
Volvió a ser electo representante por el Departamento
Oriental del Ejército Libertador para una asamblea constituyente, la de La Yaya (octubre de 1897),
después de lo cual pasó al Cuartel General del mayor general Calixto García
Íñiguez, y designado, finalmente, subinspector del 1. Cuerpo del Ejército Libertador,
en cuyo desempeño fue ascendido a brigadier el 18 de agosto de 1898.
Durante la intervención norteamericana en Cuba, resultó
electo presidente del Consejo de Veteranos de Oriente; se desempeñó como
secretario del Gobierno Provincial, fue gobernador interino de la provincia de
Oriente y alcalde electo del municipio de Santiago de Cuba; así como también
jefe administrativo (Chief Clerk) de la Aduana de Santiago de Cuba, en la época
republicana.
Se había casado en el año de 1900 con Ana Valiente Portuondo,
la hermana del general libertador Francisco de Paula (de los mismos apellidos),
con quien tuvo cinco hijos (uno de ellos muerto en la infancia).
Decepcionado de la polìtica, sólo hizo vida pública en los
consejos de veteranos mambises, y se retiró a la vida privada, hasta que, el 22
de julio de 1924, falleció este ilustre santiaguero, destacado luchador por la
independencia patria, mambí de las tres guerras separatistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario