º Principales hitos en la organización del
levantamiento en el exterior, desde 1886 a 1895 º Lo que ocurrió en la isla
(Con correcciones y adiciones)
Pocos
estudios de la historia de Cuba me han resultado tan interesantes como revisar
esa especie de hoja de ruta
que se puede seguir, desde inmediatamente después del fracaso del denominado
Plan Gómez-Maceo (1884-1886) hasta el alzamiento del 24 de febrero de 1895:
cartas y hechos sucesivos reveladores no solo del esfuerzo emprendido para
lograr el último estallido armado contra el dominio español en la Isla y del
inmenso amor por Cuba siempre mostrado por las más altas cumbres del
patriotismo cubano, sino también de visiones encontradas entre esos líderes del
movimiento separatista, de luchas intestinas entre ellos y del inédito
protagonismo de numerosos grupos independentistas, de dentro y de fuera, que
forzaron la unidad de acción de aquellos adalides de la patria.
ANTECEDENTES INELUDIBLES
- Fundación de la Convención Cubana (Cayo Hueso, 22 de septiembre de 1884, por los
generales Máximo Gómez y Antonio Maceo Grajales, junto a otras 19
personalidades de la emigración cubana en esa localidad de la Florida, así como
también de Tampa e Ibor City).
Aunque la
historiografía nacional la obvia –o hace de ella una brevísima mención-, este es
uno de los sucesos más relevantes y trascendentes en los anales del
independentismo cubano. Primero, por las importantes figuras que la crearon.
Esto es: además de Gómez y Maceo, José Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo,
Fernando Figueredo, Bernardo Miyares, Teodoro y Enrique Pérez, Alejandro
González, Enrique Canals, Juan Guiteras, Eduardo H. Gato, José R. Estrada y Carlos Recio, entre otros; segundo, por devenir
núcleo masivo y capital de la política de los cubanos en la Florida y -en gran
medida- en todos los Estados Unidos, desde entonces y hasta después del 95.
Efectivamente,
de esta organización secreta y poderosa nacerían, luego, La Liga de los
Independientes de Cayo Hueso (18 de agosto de 1889), el Comité Directivo y,
sobre todo, decenas de clubes patrióticos revolucionarios y, especialmente, su
prolongación: el secreto Club Luz de Yara; todos los cuales tuvieron un peso
indiscutible en la creación del Partido Revolucionario Cubano y en las primeras
medidas organizativa de la última campaña contra el yugo español.
- Fracaso del Plan Gómez-Maceo, que
desacreditó a ambos líderes en buena parte de la emigración cubana, en cuanto a
la capacidad de ellos para realizar la organización previa de una nueva
contienda independentista armada.
- Carta-manifiesto del general Maceo a
José A. Rodríguez, director de El
Imparcial, de Nueva York (1-11-1886), en cuyo texto Maceo propuso
–primer cubano en hacerlo, al menos públicamente:
·
La necesidad
de fundar un partido independentista,
del que se eleve una representación de
todo el ámbito separatista, la cual sería nombrada por el más amplio voto
popular.
·
Un partido
que funde, a su vez, su órgano de
comunicación oficial, y establezca y sostenga relaciones dentro y fuera de
Cuba.
·
Un partido
que, instituido, permita acudir al pueblo en demanda de recursos para hacer la
guerra contra el yugo español.
·
Un partido dividido en dos poderes, dos jefes: uno el de la Guerra, y otro el del Partido, propiamente dicho, con funciones separadas, pero –“para no
afectar la unidad”- conservando mutuas relaciones.
·
El Director del Partido conseguiría de los centros de cubanos en el
exterior armar a tantos jefes de
expediciones como fuera posible equipar y enviar a Cuba.
·
El Jefe Supremo militar podría
indicar al del Partido, o a los centros directamente, el equipo, armas y
municiones que desee para sus expediciones.
·
Ahora bien, los planes de campaña y otros
correspondientes al mismo ramo, quedarían exclusivamente al cuidado del Jefe de
la Guerra; cargo para el que Maceo
propone a Gómez, pese a las ya serias discrepancias entre ellos.
- Mitin presidido por Tomás Estrada Palma y José Martí,
celebrado –según carta de José Rogelio Castillo
a Máximo Gómez- en Nueva York, entre noviembre y diciembre de 1887,
en el que surge el nombre del Dr.
Emilio Núñez para General en Jefe. “De
Ud. y Maceo -enfatiza Castillo a Gómez- no quieren ni saber”.
- Respuesta de Gómez a Castillo
Zúñiga: “Si los cubanos no me
quieren como jefe, me querrán como soldado…Para ir a pelear a Cuba, se
necesitan dos cosas: dinero o disposición de ir a combatir; como no tengo de lo
primero, me basta con […]
- Nuevos intentos de reanudar la lucha armada en Cuba:
a) Se funda en Panamá, en 1887, bajo el
aliento inicial de los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, la Sociedad
Cooperativa Cubana para obtener recursos monetarios, a largo plazo, para
financiar un movimiento insurreccional en Cuba.
b)
Conspiración Flor y el Comité Directivo, 1889.
c) Plan
insurreccional en Cuba de Maceo, en 1890.
1.- Reunión de Martí con varios de los líderes
históricos de la emigración cubana al sur de la Florida. A solicitud del
propio Martí, este es invitado a Cayo Hueso, a donde llegó el 25 de diciembre
de 1891. El 2/enero/1892, se
reúne con Francisco Lamadrid, José
Dolores Poyo y Fernando Figueredo entre otros, allí se acuerda crear un
partido político para organizar y promover una nueva insurrección en Cuba.
2.- Fundación del Partido Revolucionario Cubano
(PRC). Los clubes revolucionarios, por medio de sus representantes,
encargan a Martí la redacción de las bases y estatutos del referido partido;
documentos que fueron discutidos y aprobados el 5 de enero de 1892; fecha en que queda fundada dicha entidad
separatista, aunque buena parte de sus miembros en el Cayo, Tampa e Ibor City
–incluidos esos líderes citados, y muchos otros-, siguen militando en el club
secreto Luz de Yara, que tenía su propia agenda revolucionaria para la Isla.
3.- Enterado de la efervescencia que despertó
la visita de Martí al Cayo y el surgimiento del Partido Revolucionario Cubano,
el ex secretario del general Máximo Gómez, Alejandro González, escribe a este,
con fecha 1/feb./1892: “Martí
está conmoviendo las emigraciones, pero ojalá no haga lo que en el 84”, y le
agrega que desea que triunfen esos trabajos, pero duda de Martí, al decir que
no lo cree hombre de acción; también le explica que se aceptó al Partido en
Jamaica, donde se fundaron 5 clubes secretos, con una cámara directiva global,
cuyo director es el Dr. José Mayner.
4.- Martí
envía comisionados a Las Villas (el comandante de la Guerra Grande y oriundo de
allí, Gerardo Castellanos) y a Oriente…
5.- Muere en Cayo Hueso (2/feb. de 1892), el veterano luchador y líder más importante
de la emigración al sur de la Florida, José Francisco Lamadrid, víctima de un cáncer
en la garganta.
6.- Jefatura
de Gómez, imprescindible. Carta (febrero
de 1892) del jefe del movimiento revolucionario en Las Villas, Luis
Lagomasino, al general Gómez, dándole cuenta de que el comisionado de Martí
intentó imponer la jefatura de este: había que acatarlo, si querían recibir
armas, pertrechos u otros recursos. El saldo fue que todos los comités solo
aceptaron a Gómez como jefe, “excepto un club de campo”…
7.- Carta de Serafín Sánchez a José Martí (marzo de 1892), pidiéndole
visite a Gómez y le ofrezca su rol militar en la empresa. La respuesta de Martí
no toca el asunto.
8.- 24
de marzo de 1892. Carta de
José Martí a Serafín Bello (secretario del Club Patria y Libertad), en los
siguientes términos: “Se desmigaja la guerra […] se la cogen los malos […] los
del 68 se la llevan, y tenemos lo de las primeras repúblicas americanas [...]
saquemos la guerra del peligro de sus malos directores.”
9.- 28
de marzo de 1892. Acuerdo del Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes
de Cayo Hueso, Tampa e Ibor City, de que la proclamación del PRC, así como
también la elección del Delegado y el tesorero del partido tuviesen lugar el 10
de abril de ese año. Se le comunicó a Martí por un telegrama.
10.- 10/abril de 1892. Proclamado oficialmente
el PRC; y electos, por unanimidad, Martí
su Delegado y Benjamín Guerra su Tesorero.
11.- Carta
(14/ abril de 1892) de Manuel de Jesús Peña Reynoso, diputado que fue de la
CC.RR de la primera República de Cuba en Armas, al general Máximo Gómez:
“No creo –dice
Peña-, empero, pues dado que los que desean arruinarlo se atrevan, olvidando su
fuerza de ayer y su fuerza de hoy.
“En cuando
al negocio que V. me deja entrever, me atrevo a aconsejarle que no comprometa
su pureza ni esa gloria con los elementos de que para él pueda disponer.
“Yo creo que
–aunque parezca irresoluto- debe V. limitarse a tomar parte en la empresa,
después de elegido el Director correspondiente.”
12.- Reunión
(14/ julio de 1892) de los
generales Carlos Roloff, Serafín Sánchez y Rafael Rodríguez, así como el
teniente coronel José Rogelio Castillo Zúñiga, entre otros, en la que acuerdan aceptar de fe al PRC y respaldar
el que Martí haya aceptado la jefatura militar de Máximo Gómez para los asuntos
de la guerra.
13.-
Enterado por Serafín Sánchez de estos acuerdos, e instado por este a trabajar
junto con el Delegado del PRC, en la nueva empresa, el general Gómez escribió a
Serafín:
“Martí es
todo un corazón cubano […] pero carece de abnegación y es inexorable. No le
perdonará a Ud. jamás lo que él puede calificar de desdén, [y] no son más que
desacuerdos, y no será nunca capaz de marchar en la misma fila con Ud.
creyéndose superior. Por eso, para que él mismo no se anule, para que sus valiosos
trabajos por la Patria, porque en realidad los son, es preciso dejarlo hacer. Y
nosotros, todos los hombres de armas, los del sacrificio cruento, los tremendos
de la guerra, debemos ser, o parecer serlos, los más pacíficos en la paz, y
esperar sencillamente que ellos nos armen y nos despachen para el campo. Sin
meternos en averiguar cómo ni cuándo; eso debemos hacer para no perder dos
cosas: la una, buena de aprovecharse, el tiempo; la otra, digna de conservarse,
nuestro prestigio.”
14.- Trabajos de Martí en Oriente. Conocedor
ya de la existencia del secreto club “Luz de Yara” –del que Teodoro Pérez le
habló en viaje de este a Nueva York-, Martí, por su parte, escribe a José
Dolores Poyo (6/ agosto de 1892),
dándole cuenta de un enviado suyo al Departamento Oriental de la Isla, a
trabajar “para fundir en uno los movimientos varios, y por desdicha
independientes que ya se notan en aquella región, ligarlos con los demás de la
Isla […]”, para lo cual pide que la “Convención”, con sus medios y hombres,
coadyuve a los propósitos del enviado por él a Cuba.
15.- Avisado
de la intención de Martí de entrevistarse con Gómez, el general Serafín Sánchez
le escribe a éste (8/ septiembre de
1892): “A ese muchacho [a Martí] hay que meterle el hombro quién sabe
si a él se le da el juego, ya que otros hemos sido fatales”.
16.- Finalmente se ofrece a Gómez la Jefatura
Militar del Movimiento. Tras recibir otra misiva de Serafín Sánchez,
pidiéndole fuera a ver al general Gómez, y, seguramente, por su propia
decisión, el 31 de agosto de 1892,
Martí viajó a República Dominicana, donde, a mediados de septiembre, Martí le escribe, de Santiago de los
Caballeros:
“El Partido Revolucionario Cubano viene hoy
a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la revolución, como
encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la
Isla, el Ejército Libertador…Yo ofrezco a usted, sin temor a negativa, ese
nuevo trabajo. Hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de
su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres…Deje en manos de sus
hijos nacientes y de su compañera abandonada la fortuna que les está levantando
con rudo trabajo, para ayudar a Cuba a conquistar su libertad con riesgo de la
muerte”.
Gómez contestó, el 13 de
septiembre:
“Al
enterarme del contenido de su atenta nota, que contesto, en la cual expresa los
propósitos del Partido Revolucionario Cubano, cuyo Poder Ejecutivo tan digna y
acertadamente representa Ud., he sentido la más grata satisfacción porque yo
también me siento aún capaz de ser entusiasta y leal batallador por alcanzar la
independencia de Cuba, y aún es más mi satisfacción, por cuanto dado el plan de
organización, para unir los elementos de fuerzas de dentro y de fuera, que Ud.
con tanto tino va llevando a término […]
“En cuanto
al puesto que se me ha señalado al lado de Ud., como uno de
los viejos soldados del Ejército Libertador de Cuba, para ayudar a continuar la
obra interrumpida, tan señalada honra, tan inmerecida confianza, no tan
solamente deja comprometida mi gratitud, sino que al aceptar, como acepto tan alto destino, puede Ud. estar seguro, que a
dejarlo enteramente cumplido consagraré todas las fuerzas de mi inteligencia y
de mi brazo, sin más ambición y sin otro interés, que dejar bien correspondida,
hasta donde alcance la medida de mis facultades, la confianza con que se me
honra y distingue.”
Martí
regresó a Nueva York, el 19 de octubre, no sin antes visitar a los clubes de
Jamaica y a Mariana Grajales.
17. Oposición a Martí. En medio de aquel
periplo de trabajo, sufre Martí una fuerte campaña opositora, no solo del Club
Los Independientes de Nueva York –con Néstor Ponce de León y Enrique Trujillo a
la cabeza-, sino dentro de los clubes adheridos al PRC, de lo cual da cuenta
Fernando Figueredo, en carta (de noviembre de 1892) a Máximo Gómez:
“Ya tiene
Ud. Noticia por Serafín [de] quién se encuentra aquí al frente de la oposición.
Hombre instruido, sensato, honrado, respetable, simpático; tiene, en fin, todas
las buenas cualidades, pero nos hace la oposición sistemática; ya Ud. lo sabrá
por el insigne [teniente coronel Ángel] Guerra, si llega a donde Ud. está.
¡Reforma!, ¡Reforma!, y cómo me aterra oír esa palabra*, a la que debemos toda
nuestra vergüenza de haber sido derrotados por primera vez en una guerra de
independencia en América.
“Ellos se
agarran de todo. Pretenden que sea Ud. y no Martí el Director del movimiento.”
* Figueredo se refiere a los
movimientos de Laguna de Varona, en abril de 1875, y de Santa Rita, abril-mayo
de 1877, que bajo la solicitud de reformas, debilitó en extremo al bando
insurgente, durante la Guerra de los Diez Años.
18. Fuerte discusión del Tte. Coronel Ángel
Guerra con Martí –según carta de Juan Calderón a Gómez (26/ diciembre de 1892), al
querer Martí subordinarlo a su directiva, y decirle aquél que él solo aceptaba
la jefatura del general Gómez. De acuerdo con Calderón, Guerra era señalado
para dirigir una vanguardia invasora a Cuba en ese año, promovida por el club
Luz de Yara.
Conforme la
carta de Calderón, Martí habló mal de Guerra, ante lo cual, un paisano de este,
teniente coronel de la Guerra Grande, Juan Bautista Osorio, salió en su
defensa.
Posteriormente,
y con evidente ánimo de reconciliación –siempre según Calderón-, Martí invitó a
almorzar a Guerra, y este le dijo que a él no le parecía que Martí fuera el
hombre que podía hacer la independencia de su país.
19. Gómez retraído. En carta al general
Gómez, de José Rogelio Castillo Zúñiga (15/enero
de 1893), este le comunica que se ha formado un grupito que puso en
duda la unidad Martí-Gómez, y que eso espantó a algunos.
En misiva del propio enero de 1893, el mismo Castillo Zúñiga, junto a Fernando Figueredo, Juan Calderón y otros destacadas personalidades de la emigración, escriben a Gómez pidiéndole defina si estaba o no dentro del movimiento organizado por el PRC.
20. En esa
misma fecha, Martí estuvo en el Hardman Hall, donde habló de varios temas
ligados a la lucha por la independencia de Cuba, con especial énfasis en las
tareas de unidad que –según él- va logrando el PRC, y en la edición del 21 de enero del 93, de Patria, escribió del trabajo del
PRC, en estos términos: “[…] los componentes dispersos de la revolución en el
destierro que el partido debía unir, y ha unido”.
21. Todos los fondos a Martí. En febrero de 1893, Martí logró
asentar, ante el Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes de Cayo Hueso, la
impresión de la inminencia de un levantamiento en Cuba, por lo cual era
conveniente reunir urgentemente los fondos recaudados en una sola mano, en la
del PRC, y así se acuerda.
22. Carta de
Julio Sanguily (10/feb. de 1893),
en la que le informa al general Máximo Gómez que se entrevistó con Martí, y él
ve que la cosa se hará antes de abril. Le pide a Gómez que acuda, pues, “sin V.
nuestra antigua bandera nada me parece saldrá bien.”
23. Carta de Gómez a Maceo, fechada el 12 de febrero de 1893 y entregada por Alejandro González, secretario que fuera del gran dominicano y amigo de Maceo. En ella Gómez respondía a una nota de Maceo, del 12 de enero de ese mismo año, e indica a este, entre otras cosas: que el punto de desembarco en Cuba debía escogerlo Maceo, aunque le recomienda sea el sur de Oriente, donde con prontitud podría tener éxito su misión; que la época de invadir la isla está pendiente de varias circunstancias, que no permiten fijarla con exactitud; y que urgía una entrevista “con el Delegado del Partido que nos arma” (para lo cual recibiría aviso), para definir, entre otras cosas, si la iniciativa del movimiento partirá de dentro de la isla o de fuera, pues, si no se ponen de acuerdo “todos los principales hombres de las diversas localidades, así de dentro como de fuera, que debemos tomar parte activa en esta guerra, nos exponemos a trastornos que puedan convertirse en fracaso.”
23. Carta de Gómez a Maceo, fechada el 12 de febrero de 1893 y entregada por Alejandro González, secretario que fuera del gran dominicano y amigo de Maceo. En ella Gómez respondía a una nota de Maceo, del 12 de enero de ese mismo año, e indica a este, entre otras cosas: que el punto de desembarco en Cuba debía escogerlo Maceo, aunque le recomienda sea el sur de Oriente, donde con prontitud podría tener éxito su misión; que la época de invadir la isla está pendiente de varias circunstancias, que no permiten fijarla con exactitud; y que urgía una entrevista “con el Delegado del Partido que nos arma” (para lo cual recibiría aviso), para definir, entre otras cosas, si la iniciativa del movimiento partirá de dentro de la isla o de fuera, pues, si no se ponen de acuerdo “todos los principales hombres de las diversas localidades, así de dentro como de fuera, que debemos tomar parte activa en esta guerra, nos exponemos a trastornos que puedan convertirse en fracaso.”
24. Carta de
Juan Calderón a Gómez (13/febrero de
1893), en la que le dice que la marcha del PRC es malísima, porque sus
directores se han pasado todo el tiempo disputándole a los de dentro de la isla
el honor y el predominio de la revolución.
25. El
secretario del PRC, Gonzalo de Quesada, el 11 de marzo de 1893, escribió a
Gómez: “Toda Cuba tiene sus esperanzas en su jefe militar Máximo Gómez, y yo
creo que juntos Martí y Ud., cada uno ayudándose en su esfera, Cuba será libre
[…]”.
26. Fines de abril de 1893, conatos de alzamientos en Purnio y Velasco
(Holguín). Los hermanos Ricardo y Manuel Sartorio, jefes de ese movimiento,
dicen haber recibido orden del PRC; Martí lo niega…
27. Martí acude al Cayo a dar explicaciones
ante el Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes. Según acta, se
extendió en grandes consideraciones sobre los sucesos de Holguín ["La Purniada"], dijo que
estudió y analizó las causas que podían haberlas ocasionado, y las que podían
haberlas hecho ceder. Elogió la actitud del PRC dentro y fuera de Cuba, y
valoró lo que para él fue “un triunfo real en que se ha convertido la derrota”,
y alertó, finalmente, del propósito de los españoles de dividirlos y
desacreditarlos.
Una anécdota
de Rubén Darío de cómo conoció a Martí, en mayo de 1893, tiende a confirmar el
cuestionamiento que afrontaba José Martí entre los emigrados de Cayo Hueso,
Tampa e Ibor City, por el fracaso del alzamiento de abril de ese año 1893, en
Holguín.
Esencialmente,
Darío cuenta que, cuando lo llevaron a conocer a Martí -a una colmada Hardman
Hall, en Nueva York-, la concurrencia efervescente, molesta, vociferaba
–evidentemente, pidiendo explicaciones-, pues acusaba a este de precipitarse en
el movimiento, o de negligencia, y que Martí, muy sagaz y ocurrente, lo echó al
ruedo; o sea: lo puso en el escenario ante aquel ríspido público. Allí –poeta
bastante conocido para los presentes-, Darío comenzó a declamar sus poemas, y
la atmósfera aquella reunión fue cambiando progresiva, favorablemente. En el
momento cumbre, aprovechó Martí para encarar a aquella gente…y metérsela en un
bolsillo, con dúplicas y explicaciones; en fin, con aquella oratoria tan bella
como persuasiva que él tenía.
28. Junio de 1893, Martí viaja a Costa Rica, a entrevistarse
con Antonio y José Maceo, Flor Crombet y otros jefes allí radicados.
Escribió a Gómez, con fecha 30 de ese mismo mes y año: “Ud. y yo debemos de
estar contentos con la aceptación plena y afectuosa por el General Maceo de la
parte de la obra que considera usted como natural de él…” [El mando de Oriente,
sin duda].
29. El 27 de julio de1893, el brigadier José María Rodríguez (Mayía) escribe carta a Gómez, en la cual le dice que se enteró de que era el jefe militar del movimiento que se preparaba para reanudar la guerra en Cuba, y se pone a su disposición.
29. El 27 de julio de1893, el brigadier José María Rodríguez (Mayía) escribe carta a Gómez, en la cual le dice que se enteró de que era el jefe militar del movimiento que se preparaba para reanudar la guerra en Cuba, y se pone a su disposición.
30. La razones de Gómez. El general Máximo
Gómez, el 15 de agosto de 1893,
escribe a Enrique Trujillo, y le envía 150 ejemplares de su artículo “No hay
efecto sin causa”, en el que responde a las dudas sobre su participación en el
movimiento y expone las razones que han justificado su actitud de cierto
distanciamiento:
“Ya en el
[año] 93 empezó a sentirse el lento movimiento del espíritu revolucionario, y
surgió Martí como agitador, y el pueblo tanto dentro como fuera se sintió
conmovido -tal era el ansia de libertad-.Yo no me moví y esperé, pues en el
discurso de Martí leí estas palabras significativas: 'No debemos echar vino nuevo en odres viejos.' Y hablaba además de elementos gastados. La agitación creció
y el pueblo principió a preguntar ¿Y dónde están los viejos combatientes?, ¿con
quiénes vamos a ir a la guerra? Al principio se creyó prudente no contestarle,
pero al fin hubo que hacerlo... Para eso: a mí el primero se me consultó, y yo
contesté que no pertenecía más que a Cuba, y que el que no se pusiera al lado
de Martí, que se proponía levantar nuevamente nuestra bandera, no sería buen
cubano. Mi carta que fue publicada, fue causa de que tomara más intensidad el fuego
revolucionario oculto por todas partes. Hice un llamado a mis antiguos
subalternos, que todos contestaron contando con mi autoridad; los bolsillos se
vaciaron en la Caja de la Revolución, y la Revolución armada fue un hecho.”
31. En su
Diario de Campaña, el Dr. Martín Marrero señala que, en el año 93, viajó a Nueva York a reunirse con Martí, quien
lo había nombrado antes Delegado de PRC en Jagüey Grande, Matanzas, y dice que Martí le dijo que era “una nueva
generación que llevaba a cabo la conspiración”, y que no le diera participación
a los veteranos combatientes, hasta tanto todos los trabajos organizativos
estuvieran completados.
Concretamente, debían ser ellos, los jóvenes revolucionarios, quienes prepararan y organizaran las fuerzas armadas en toda la isla, y organizaran a los cubanos que estaban en el exterior, a fin de que, de un modo preciso y seguro contribuyeran al sostenimiento de la nueva revolución, y después de realizado este plan […] era el momento de ponerse a las órdenes de los veteranos, pues de ese modo, se les ofrecían ya las garantías necesarias...
32. Sin el Camagüey nada. El 23 de agosto de ese 93, Gómez
escribió a varios camagüeyanos (Salvador Cisneros Betancourt, Emilio Luaces y
otros), que él no resolvería nada, “mientras no sepa cuál es real y
positivamente el rol del Camagüey. La revolución sin el Camagüey no será nada,
y desde luego yo que estoy nombrado jefe interino del Ejército, sin ustedes no
puedo ser jefe”; y agregó que: “Los viejos veteranos no iban a estar dispuestos
a lanzarse a una guerra sin garantía suficiente, sin una base sólida. Teniendo
en cuenta eso, los nuevos revolucionarios tenían que buscar una forma hábil
para dirigirse a los veteranos.”
33. Preocupación en el interior de la Isla por
un levantamiento prematuro. En efecto, desde el Camagüey, el 15 de septiembre
de 1893, escriben a Gómez: Salvador Cisneros Betancourt, Miguel Betancourt,
Enrique Loynaz y Antonio Aguilar, y le dicen que, para lanzarse a una guerra,
había que aprovechar 3 cosas: España involucrada en una guerra europea, un
cambio de gobierno en España, o el apoyo de una nación poderosa a los cubanos.
34. El 18 de septiembre de 1893, desde Monte Cristi, el general Máximo Gómez escribe al brigadier Francisco Carrillo, otro de los interesados en saber si su otrora jefe estaba realmente dentro del movimiento separatista que se promovía:
34. El 18 de septiembre de 1893, desde Monte Cristi, el general Máximo Gómez escribe al brigadier Francisco Carrillo, otro de los interesados en saber si su otrora jefe estaba realmente dentro del movimiento separatista que se promovía:
“Voy a
contestar a su pregunta, y lo haré con laconismo, como se debe tratar de estas
cosas.
“Según Martí,
contamos ya con los recursos acumulados. Y no lo creo capaz de mentir.
“Yo he sido elegido (pero por el mismo
Martí) Jefe del Ejército, pero yo no debo hacer uso de esa autoridad que me da
ese nombramiento, porque la considero ficticia o deficiente mientras no la
sancione la voluntad del Ejército, siquiera representada por la de sus
principales Jefes ya que no podemos contar ni con Congreso, Gobierno ni Pueblo
congregado.
“De ahí
nace, o esa es la causa de mi silencio que V. no se explica.
“Mientras no
se llene ese requisito (que agitaré hasta que se llene) yo no puedo funcionar
porque me expongo poniendo en peligro el orden y la disciplina.
“Debo ser jefe de verdad para que todos lo
seamos.”
35. Gómez pone el freno. Justo, en tal
sentido, se expresa el general Gómez a Martí, en carta del 18 del propio septiembre de 1893, cuando le dice:
“A la
verdad, no creía yo que estábamos tan preparados para poder pasar a la acción
tan pronto como V. me lo da a entender. Sin embargo, temo que su patriotismo,
sin reservas ni condiciones, le tenga un tanto ilusionado, y por eso crea que
tengamos poco que hacer, cuando en realidad nos falta mucho para poder hacerlo
en corto tiempo […]
“La
congregación (pues yo no he dicho aún ni una palabra a ningún jefe) de varios
elementos indispensables para abrir la campaña no es asunto a mi juicio ni de
un mes ni de dos. Luego, es necesario considerar que tenemos muchos hombres que
si no se les facilitan los medios no se pueden mover [Esto] es tratándose de
acá fuera [sic] que ahora para yo enviar allá adentro a
prepararlo todo piense V. lo que debe hacerse. V. puede desirme [sic]
que ya a [sic] mandado, en hora buena, pero no he mandado yo ni
han mandado otros jefes.
“De ahí,
cartas como la de Carrillo, que V. leyó, que revelan las dudas, y no saben a
qué atenerse en realidad.”
“[…] porque yo no me moveré sin primero entenderme
con los jefes militares”, le dice; y, tras prevenirle de que no se hagan las
cosas festinadamente, porque sería llevar consigo el germen de la indisciplina,
aclara:
“Además de
varios jefes de dentro, con quienes tengo necesidad de entenderme, la hai [sic]
también de hacerlo con otros que están afuera, como por ejemplo: Los Maceo, Crombet, [Mayía]
Rodríguez, [Mariano] Torres, [Agustín] Cebreco, [Serafín]
Sánchez y otros con quienes no se ha cambiado ni una frase del Plan.”
36. Noviembre de 1893: fracasan los alzamientos de Ranchuelo, Cruces
y Lajas. Esquerra y Zayas dicen que recibieron orden del PRC. Martí asegura
que fue una orden falsa.
37. El 12 de noviembre de 1893, Gómez escribe a Maceo y le dice que por nombramiento expedido por la Delegación del PRC “y la aprobación de Ud., para dirigir la campaña de la guerra [...]”, se dirige a él [a Maceo] con la premura que las circunstancias aconsejan, y señala:
37. El 12 de noviembre de 1893, Gómez escribe a Maceo y le dice que por nombramiento expedido por la Delegación del PRC “y la aprobación de Ud., para dirigir la campaña de la guerra [...]”, se dirige a él [a Maceo] con la premura que las circunstancias aconsejan, y señala:
“Si el
Partido Revolucionario Cubano, de que nosotros los viejos soldados componemos
su parte principal, activa en la esfera de la acción, no aprovecha las serias
complicaciones que en la actualidad asedian a España, para dar ante el país que
se propone redimir, y ante el mundo entero una prueba ostensible de sus
resueltos propósitos, entonces casi el Partido no tendría razón de ser, y a
nosotros los militares nos cabrá la parte mayor de responsabilidades ante la
conciencia pública nacional y extraña, y ante la Historia, de no haberse
cumplido tan altos designios por nuestra apatía o descuido, que la maledicencia
o la infamia puede muy fácil interpretar de cobardía.”
Y ordena a Maceo ponerse en movimiento y que, a la vez, dé aviso a sus subalternos, y a ponerse, inmediatamente: "en comunicación directa con la Delegación [del Partido] que debe proveer los recursos, y conmigo también".
38. Enrique Trujillo a Gómez, el 22/ noviembre de 1893, al
referirse a los alzamientos de Las Villas, en ese propio mes, le dice: “A mi
juicio, la responsabilidad recae sobre ese ‘Bolívar en agraz’, que se llama don
José Martí, que le dice a la pobre gente de Cuba que el caballo está ensillado”...
39. En carta
del 23 de noviembre de 1893, Martí aclara a Gómez: “Ni –harto lo
sabe Ud.- en las cosas de la guerra hubiera accedido yo a dar orden alguna en
oposición posible, o con violencia, de las que solo a Ud. toca dar”.
40. 15 de diciembre de 1893, Martí acude a Cayo Hueso a explicar los
sucesos de Las Villas, ante el Consejo de Presidentes. A pesar de muchos
detractores, varios presidentes de clubes congratularon a Martí por el esfuerzo
que hacía…
41.-
Denunciado por el teniente Manuel Cardet y Grave de Peralta, joven descendiente
de veteranos líderes mambises, y, a la vez, ayudante que fue del general
español Luis Pando, fracasa el plan insurreccional organizado en Oriente
durante el mes de noviembre de 1893. La conspiración terminó con la prisión de Guillermón
Moncada, de Quintín Banderas, Victoriano Garzón y otros; así como también con
la huida al monte de Periquito Pérez y de Antonio Suárez Richard, en Guantánamo.
Más tarde, con
el apoyo de José Martí y la defensa en el juicio del delegado del PRC en
Oriente, licenciado Rafael Portuondo Tamayo en el juicio, se logró sobreseer la
causa, en junio de 1894, y tanto Moncada, como Banderas y Garzón fueron puestos
en libertad.
42. ¿Y Gómez? Carta de Fernando Figueredo,
Teodoro Pérez y Juan Calderón (diciembre
de 1893) a Gómez, pidiéndole
definición de si estaba o no en el movimiento, pues, su silencio y su artículo
“No hay efecto sin causa” decían lo contrario.
En ese mismo
mes y año, Enrique Trujillo le escribe a Gómez diciéndole que no hay prueba de
que este estuviera en el movimiento, y que Carrillo decía que solo se lanzaba a
la guerra si todos se iban al campo, o si Gómez se lo ordenaba.
43. Situación difícil para Martí. Ante las
protestas de algunos “cubanos angustiados” aun por los fracasos revolucionarios
en Las Villas, Martí se mostró dispuesto a ir nuevamente al Cayo (el 31 de enero de 1893) a dar explicaciones,
pero los directivos de allí le aconsejaron no fuera. Él insistió, pero, “por el
sesgo político que tomaron las cosas” –así reza en el acta-, se le pidió que no hiciera el viaje,
temiendo por él.
44. Máximo
Gómez, en Nueva York, desde 8 al 24 de abril de 1894. Estrecha unidad Martí-Gómez.
De la
impresión de aquellos días, escribió Martí a su amigo Dr. Fermín Valdés
Domínguez:
“Ya tú entiendes lo que significa
con Gómez: no es solo, Fermín del alma, dejarlo ajustado todo, hasta los más
mínimos detalles, sino desvanecer los últimos obstáculos que la revolución de
ayer pudiera poner a la de hoy, y abrir surcos anchos y seguros para la de hoy
¡Y qué trabajo cuesta ser sagaz y sincero, y ser enérgico y dulce- Y ser todo
eso en mi soledad y en mi tristeza […]
Pero de todo me compensa la nobleza
que en Gómez he visto:-el hijo que me deja, a que me acompañe en mi viaje
próximo- y la esperanza –y cállate- de que volveremos a vernos pronto.”
45. ¿A qué viene Martí? Sabedor Maceo de
que Martí iba nuevamente a Costa Rica, a mediados de ese año 94, le escribió al
general Gómez, inquiriendo por las razones de dicho viaje. Este, en respuesta
del 12 de abril de 1894 le dice, inicialmente que: en su viaje a Nueva
York, conferenció con Martí y que ambos resolvieron que este solo, “para mejor
economía y menos llamar la atención, pues ya estamos demasiado vigilados, sea
el que vaya a verse con Ud. y arreglarlo todo con Flor y Cebreco”, y le agrega:
“Yo los dejo en completa libertad de acción ¿Qué
les puedo yo indicar, cuando V. como yo y todos nos sentimos inspirados de los
mismos deseos y armados de la misma resolución?
“Los nudos
que no puedan desatar o atar entre Ud., Flor, Cebreco y Martí, tampoco será
posible a mi hacerlo.
“Así pues,
no se me ocurre nada que decirle en cuanto a los métodos y modos, y en cuanto a los medios y recursos,
a eso va Martí, después de que ya aquí hemos calculado todo.”
46. Martí en Costa Rica. Reuniones con
Antonio y José Maceo, Flor Crombet, Agustín Cebreco y miembros destacados de la
emigración tica. Se acuerdan los principales medios y recursos necesarios para
la próxima invasión a Cuba.
47. Carta de
Aguas Claras (Enrique Collazo) a Gómez (agosto
de 1894): Que [en La Habana]
no aceptan otra jefatura que la del
general Gómez.
48. Ante los
apremios de Maceo por lanzarse a Cuba, Martí le escribe a este, el 20 de octubre de 1894: “Yo aquí
creo no perder ni un solo día. Dependo de Gómez para echarlo todo a la vez.”
49. 10 de octubre de 1894, fracasa el conato de alzamiento de Santa Rita (El Cobre), en Santiago de Cuba, una
precipitación del teniente coronel Francisco Lacrayte Mourlot (Lacret Morlot),
que puso en riesgo la conspiración revolucionaria encabezada por el general
Moncada y con nexos con el exterior. Guillermón, Alfonso Goulet, Martín Torres
y Joaquín Planas, entre otros, lograron disipar las sospechas sobre ellos. A Lacret
pudieron sacarlo al exterior.
En tal
situación, Diego Palacios Messa, uno
de los principales complotados, le escribe a Maceo, el 28/ octubre de 1894: “Los hombres pensadores y de reconocido
patriotismo [relaciona a Guillermón Moncada, Urbano Sánchez Hechavarría,
Antonio Suárez Richard, Juan B. Spotorno, Bartolomé Masó, Eduardo Ramírez, Titá
Clavar, Salvador Cisneros Betancourt y otros] no quieren la revolución en 1894,
piden tiempo, a tenor de ser la última partida.”
Dice que los
hombres de dinero de La Habana están retraídos, y sentencia:
“No creemos
en promesa de nadie sin que nuestros hombres estén armados, y sepamos de una
manera cierta y positiva, que es general el movimiento, y haya recursos en el
exterior”.
Agrega que
el día anterior, Moncada le dijo a Urbano Sánchez Hechavarría, a él [Diego] y a
su hermano Rafael Palacios, que si se hacía una locura, haría lo que nunca:
tomaría un barco y se iría al exterior.
Pide armas, y que se pongan de acuerdo Gómez, Maceo y
Martí, y que no vengan en esa época.
50. Los preparativos de revolución cobran
nuevos alientos, con el fracaso del Plan Maura, anunciado desde 1893, y que
prometía autonomía para Cuba y otras reformas; así como también con la
aplicación del Plan Abarzuza, bodrio que ni prometió ni aportó nada para los
cubanos.
51. El 10 de noviembre de 1894, ante
las inquietudes de Maceo, Martí le responde a este:
“Ahora, sin
haber faltado aun la de Cuba, a una fecha que estimo todavía, -dispuesto todo
por mí de modo que –según el ensayo que felizmente acabo de hacer- salgamos con
dicha y secreto, y tenga Ud. allá lo que le falta para sus labores, -anunciado
por Gómez el detalle a que he de subordinar todos mis actos, porque no soy el
director militar de la guerra, que hubiera podido y debido ya empezar- réstanos
aguardar impacientes, y tenerlo todo a punto por nuestra parte como lo tenemos
[…]”
52. Fracaso de la Fernandina, el 15 de enero de 1895. El plan de
invasión simultánea a Cuba con 3 barcos, desde las costas de los EE.UU. fue
descubierto e incautados todos los pertrechos por las autoridades
norteamericanas. Martí desesperado. Llora de rabia e impotencia, por tan
cuantiosa pérdida de recursos, tiempo y organización. Acusa al coronel Fernando
López Queralta de traición, aunque investigaciones posteriores exoneran a este.
Todo parece indicar que el plan fue descubierto por un funcionario de aduanas y
un agente informante, en busca de recompensa contra casos de filibusterismo.
Martí recibe
ferviente apoyo de Mayía Rodríguez, Enrique Collazo, Manuel Mantilla (hijo) y de
Máximo Gómez, a quien acudió a ver en
República Dominicana.
53. Labores en el interior de la Isla. Entre
1892 y 1895, Juan Gualberto Gómez, siguiendo las orientaciones de la delegación
del Partido Revolucionario Cubano, especialmente de su Delegado, José Martí,
logró congregar alrededor de su coordinación a numerosos clubes revolucionarios
del occidente del país y contactar con muchos de la región oriental. Obtuvo el
compromiso de la mayor parte de aquellos de pronunciarse en armas tan pronto se
recibiera la orden de alzamiento desde el exterior.
54. El general Guillermón Moncada, tras la
detención de su ayudante Moisés Sariol, el 16
de febrero de 1894, determina el ocultamiento de las armas disponibles
y de todos los jefes significativos del movimiento en Oriente, para evitar
cayeran en manos de los españoles.
55. Momentos previos: momentos cruciales. Del
21 al 23 de febrero, burlando la vigilancia de la policía, se alzaron en El
Cobre: Rafael Portuondo Tamayo, los hermanos Diego y Rafael Palacios Messa; poco
después, siguen sus pasos, en Manzanillo, Bartolomé Masó y sus seguidores, y,
en Bayamo, Joaquín Estrada y Esteban Tamayo.
Moncada,
detenido el 22 de febrero, frente a su propia casa, en Santiago de Cuba,
confunde a sus captores; logra escapar por la tapia trasera, y se alza en Tumba
Siete.
56. El alzamiento del 24 de
Febrero de 1895, no tuvo ni la masividad ni la simultaneidad que
esperaban sus principales organizadores. En realidad, puede afirmarse que
fracasó en casi toda la isla** y que sólo
Oriente, con un sólido trabajo y gran autoridad del mayor general Guillermón
Moncada, artífice de aquella jornada, respondió verdaderamente al levantamiento.
Efectivamente,
a los pronunciamientos de Goulet, Martin Torres, Joaquín Planas y los hermanos
Ducasse, en El Cobre; de los hermanos Saturnino y Mariano Lora, y Florencio
Salcedo, en Baire; de Periquito Pérez y decenas más, en Guantánamo; así como también
de Miró y los hermanos Ricardo y Manuel Sartorio, en Holguín; y de los hermanos
Capote Sosa, en Platanillo, Las Tunas***, (junto a los ya alzados desde el 21),
debió su éxito aquel glorioso levantamiento, que luego necesitaría de otros
salvadores.
** En aquella jornada tambien se levantaron en armas:
-Juan Gualberto Gómez, López Coloma
y Juan Tranquilino Letapier, con un pequeño grupo de hombres, en Ibarra
(Matanzas). Pocas jornadas después, fueron dispersados y muchos de ellos
apresados.
- El comandante Manuel García, en Palma Mocha,
en la propia provincia matancera. Este fue asesinado por la espalda, el mismo
día 24, razón por la que su hermano recogió a los 200 hombres que lo acompañaban,
y dieron la espalda a la insurrección.
- El Dr. Martín Marrero, en Jagüey
Grande, con una treintena de seguidores, también dispersados, a los pocos días
del alzamiento.
- Joaquín Pedroso, en Jagüey Chico,
o Charcones, con apenas una decenas de alzados, que rápidamente fueron
controlados por los españoles.
***También hubo otros pequeños levantamientos en las
regiones de Santiago de Cuba, Palma Soriano y San Luis.
Saludos.., Mourlot..!!
ResponderEliminarPodría usted dar respuesta a la siguiente dinterrogante!?
* Entonces..,por qué trascendió ese 24 de febrero como: "Grito de Baire".. y no de otra manera.?
Considero que, la meritoria labor de Lora, Urbina, Salcedo -y Rabí( posterior a esa fecha; que ningún otro movimiento en la isla pudo aspirar a parecerse, mucho menos superarla)- así como la de otros valerosos hombres..., a lo que adiciono la propia percepción de ellos y la de muchos más oficiales del ejército mambí (de toda Cuba) y en especial, la de José Martí, sobre lo ocurrido aquel glorioso 24 de febrero, convirtieron al "GRITO DE BAIRE"..,en una sentencia irrevocable..!!!
Independientemente de que se reconozcan los méritos de hombres y lugares donde también hubo alzamiento, lo sensato y justo, es reconocer y fundamentar - las causas que hicieron posible que pasara a la historia con esta denominacion
:"Grito de Baire"...
Gracias...La labor de Jesús Rabí posterior al 24, su victorioso y ejemplar batallar frente al enemigo., hasta su apoyo a Maceo en las lomas de Guantánamo.., etc, etc..
Si Baire no hubiese protagonizado esta heroica hazaña,(antes, durante y después del 24 de feb., el fracaso hubiese sido total..
Gracias..!!
Saludos..
ResponderEliminarEspero aún, su respuesta..
Gracias...!!