Santiago de
Cuba y
Su
monumentalidad (V)
Plaza y museo Bacardí |
La plaza
Bacardí es, en verdad, un encanto: está entre los parques Céspedes y Aguilera, como
si pretendiese ocultarse entre sus significativas edificaciones; así pues, solo
la descubre quien, desde uno u otro punto de la ciudad, o quien, desde la calle
Heredia a Enramadas, o viceversa, transita la calle de la Carnicería y desemboca
en ella.
De forma
irregular, pudiera semejar un triángulo, con uno de los segmentos –el más
largo, el que ocupa el límite oriental de todo el ámbito- corvado. Allí se
clavan las miradas -las expertas y las no versadas-, lo mismo para escudriñar
todo lo que puede decir el pasado de sus ejemplares de arquitectura colonial,
que para sorprenderse de su tanta modestia, de su supervivencia y, no obstante,
de su peregrino atractivo.
Museo Municipal de Santiago de Cuba "Emilio Bacardí Moreau" |
En ese
propio lado de la plaza: la única área verde que se puede disfrutar en el
sitio, donde dos o tres bancos, más algunos contenes y escalones, invitan a
descansar: con suerte, a la sombra de un frondoso árbol, y a la vera de un
modestísimo y pequeño muro, cuya tarja empotrada pretende un homenaje perenne a
uno de los hombres más extraordinarios que ha dado la ciudad de Santiago de
Cuba: don Emilio Bacardí Moreau, el gran luchador independentista –por cuya
causa sufrió prisión y extrañamiento dos veces (1879 y 1895)-, industrial
relevante del legendario ron santiaguero, escritor e historiador prolijo,
alcalde y senador honrado que mucho abogó por Cuba y su ciudad, adinerado que
invirtió buena parte de su peculio en obras públicas muy variadas; en fin,
mecenas y prócer.
Más
protagónicos, en este importante recinto santiaguero, son, por el lado oeste de
la calle Pío Rosado (Carnicería), a donde da, con su imponente frontón, el
museo municipal Emilio Bacardí Moreau, el mejor tributo a la memoria de este
noble y de los predilectos de la ciudad, y el Palacio del Gobierno Provincial,
hoy sede de la Asamblea Provincial
del Poder Popular.
Palacio del Gobierno Provincial, Santiago de Cuba |
Son dos grandes piezas evocadoras de la antigua Atenas –o de
la añeja Roma- insertadas en el ambiente caribeño de esta policentenaria urbe
cubana. De claro estilo neoclásico, como parte de un homenaje santiaguero a
aquella arquitectura portentosa; parte, pues, de un movimiento, que en las
primeras décadas del siglo XX nos dejó muchos formidables exponentes; saldos de
la visión y el espíritu de un arquitecto que “Con su amplia mentalidad y
brillantes concepciones artísticas inició el progreso urbanístico y
arquitectónico de la era republicana” en la ciudad de Santiago de Cuba - al
decir del Colegio Provincial de Arquitectos de Oriente -; en fin, de Carlos Segrera (1880-1920), cuyos planos
sirvieron de base a la ejecución de la casi totalidad del proyecto del nuevo
museo municipal santiaguero, emprendida tras la desaparición física del
destacado urbanista.
No es lo único que llama la atención en la plaza. En la
esquina nororiental de Aguilera y Carnicería, también se levanta un edificio
grande, un mastodonte constructivo, cuya fachada insípida, fea y discordante,
tiene una provisionalidad de unas dos décadas: la sede de la empresa telefónica
ETECSA en Santiago de Cuba, cuyo desentono es un llamado permanente a la
remodelación de su fachada, para bien de esta plaza singular y subyugante de la
ciudad.
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