Santiago de
Cuba y
su
monumentalidad (I)
Recorrer
esta ciudad de casi cinco siglos de existencia suele resultar un paseo
impresionante, lo mismo para propios que para foráneos, si se hace con miradas
escrutadoras…
No hay un
sitio de esta urbe caribeña, efectivamente, que no nos revele algo de interés
y/o trascendencia, allá o acá, en las prominencias de las numerosas colinas o
en los recovecos de tantos hondones, sobre los cuales ella se asienta; en la
majestuosidad o en la modestia de sus obras públicas, que en memoria de sus
muchos héroes, o de sobradas acciones gloriosas o por algún otro valor
singular, hacen de Santiago de Cuba, en sí misma, una ciudad monumento.
Nacionales
y extranjeros conocedores de su enaltecedor pasado, creen que aquí deberían
abundar más las estatuas, los bustos, las tarjas y otras formas de rendir
homenaje a los próceres y valores del pasado. Es verdad, no son todas las que
merecidamente pudiera haber; sin embargo, las que existen hoy llenan de sano
orgullo a la mayor parte de los santiagueros.
PRINCIPALES MONUMENTOS DE SANTIAGO
DE CUBA
Por su
imponente majestuosidad, los monumentos que más sobresalen en la capital
oriental son:
1.- El
complejo escultórico de la Plaza
de la Revolución
(1991), con el conjunto de de piezas metálicas colosales, evocando los machetes
redentores mambises, y, sobre un pequeño promontorio, la figura ecuestre del
mayor general Antonio de la
Caridad Maceo Grajales,
lugarteniente general del Ejército Libertador (obra del escultor santiaguero Alberto Lescay), y un escenario general que ya es historia significativa, en su corta vida de 21 años de existencia, por sus multitudinarias concentraciones populares -muchas veces presididas por los máximos líderes dela Revolución , Fidel y Raúl- y las dos masivas
misas, la de 1998, con su santidad Juan Pablo II, y la reciente, el 26 de marzo
pasado, con el también pontífice Benedicto XVI.
lugarteniente general del Ejército Libertador (obra del escultor santiaguero Alberto Lescay), y un escenario general que ya es historia significativa, en su corta vida de 21 años de existencia, por sus multitudinarias concentraciones populares -muchas veces presididas por los máximos líderes de
2.-
Cementerio de Santa Ifigenia (julio de 1868), donde reposan los restos de
muchos ilustres personajes de nuestra historia y multitud de personas comunes,
a cuyas memorias se han erigido allí desde suntuosos sepulcros personales y
panteones, hasta las íntimas dedicaciones, no exentas en muchos casos, sin
embargo, de notables y diversas esculturas, que hacen de este campo santo una
verdadera y distinguida necrópolis.
Por
supuesto, resaltan en todo este conjunto funerario: en primer término, el
mausoleo donde reposan los restos de José Martí, obra del arquitecto Mario
Santi (1951), tercera tumba dedicada al Héroe Nacional de Cuba en el propio
cementerio, tras su enterramiento en 1895, y su posterior exhumación e
inhumación, en un nuevo nicho, inaugurado el 7 de diciembre de 1907; también,
los respectivos panteones dedicados a los héroes del ataque al Moncada, a los internacionalistas
cubanos caídos en Angola, a los combatientes de nuestras guerras de
independencia (el “Retablo de los Héroes”), el de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y el más modesto de éstos: el dedicado a la veintena de
mártires de San Juan de Wilson (febrero de 1870), y, en el plano individual:
las tumbas de Carlos Manuel de Céspedes (10 de octubre de 1907), segunda
dedicada al Padre de la Patria
en el lugar; del expresidente de la República Tomás Estrada Palma y su esposa, la
“pirámide” que guardan los restos de Emilio Bacardí, y el busto del general
mambí Rafael Portuondo Tamayo, entre un sinnúmero de obras funerarias más.
3.- Uno de
los más impactantes monumentos santiagueros es el complejo Morro-La Estrella,
en el cual predomina el Castillo del Morro, construido hacia 1639 por Don Pedro
de la Roca para
defender la boca de la bahía de la ciudad, y el litoral cercano a la fortaleza.
Era el punto clave de todo un sistema defensivo, compuesto, además, por los
fuertes de La Estrella ,
Ciudamar y La Socapa ,
entre otros más distantes, para enfrentar y repeler los ataques fuerzas
foráneas (mayormente corsarios y piratas), y cuya imagen bella, colosal, como
emergida de la elevación escarpada donde está enclavada, es, hoy por hoy, de un
atractivo y una significación extraordinarios, al punto de haber sido declarado
Patrimonio de la Humanidad.
Santiago de
Cuba y
su
monumentalidad (II)
El
advenimiento de la era republicana trajo consigo un justo y loable afán de
rendir tributo perenne al hecho y a los próceres cubanos más emblemáticos para
la ciudad; en especial, a la libertad y a quienes más se distinguieron en la
derrota del colonialismo y la edificación de la nueva Cuba…
COMPLEJO
MONUMENTARIO PLAZA DE LA
LIBERTAD
El primer
esfuerzo en tal sentido, la primera obra monumental de homenaje fue, por
supuesto, para la libertad, en lo que hasta entonces fue el campo de Marte de
Santiago de Cuba; o sea, el lugar que -desde los tiempos de la primera guerra
separatista- escogieron las autoridades para entrenar, realizar maniobras y
celebrar paradas militares, en la planicie de las colinas más alta de la urbe,
inmediata al antiguo campo santo y a la ermita de Santa Ana y al arzobispado,
en el camino del “Paraíso”…
Al
celebrarse la creación de la
República , el 20 de mayo de 1902, en el espacio central de la
acondicionada plaza santiaguera, allí donde estuvo una suprimida fuente de
agua, se erigió, escoltada por varios cañones de guerra, una gran columna
cilíndrica, de unos 20
metros de altura y gran espesor –justo: la Columna de la Libertad-, coronada con
un gorro como el que usaron los frigios: emblema de la libertad desde que los
revolucionarios franceses empezaron a usarlos, en 1793.
Años
después, se instaló un monumento dedicado al autor de nuestro Himno Nacional,
el abogado, poeta y general del 68, Perucho Figueredo, con varias tarjas de
bronce, en alto relieve; luego, se dotó a la popular plaza de dos áreas de
pérgolas: una al norte del parque; la otra, al sur, y también, una bella
tarima, para celebrar actos cívicos y veladas culturales, y recompuestas áreas
de jardinería muy bien trabajadas.
Posterior
al triunfo de la Revolución ,
en 1959, se colocaron en la propia los bustos del Apóstol José Martí, el
comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán y del combatiente clandestino
santiaguero Orlando Fernández Montes de Oca, quien, en viaje revolucionario a la Habana , desapareció en
manos de uno de los asesinos del régimen dictatorial de Fulgencio Batista.
El Parque
de la Libertad
–o como más comúnmente lo llaman los santiagueros: la Plaza de Marte- de Santiago
de Cuba no sólo es un lugar céntrico y concurrido (sede natural de la primera
Peña Deportiva de la isla), un punto de verdadera lindura en el corazón de la
ciudad, sino, también, un notable ejemplo de veneración al bien supremo del ser
humano y a quienes bien pelearon para conquistarlo…
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