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domingo, 13 de marzo de 2016

Cuba: La hoja de ruta hasta el 24 de febrero de 1895



º Principales hitos en la organización del levantamiento en el exterior, desde 1886 a 1895 º Lo que ocurrió en la isla
(Con correcciones y adiciones)



Pocos estudios de la historia de Cuba me han resultado tan interesantes como revisar esa especie de hoja de ruta que se puede seguir, desde inmediatamente después del fracaso del denominado Plan Gómez-Maceo (1884-1886) hasta el alzamiento del 24 de febrero de 1895: cartas y hechos sucesivos reveladores no solo del esfuerzo emprendido para lograr el último estallido armado contra el dominio español en la Isla y del inmenso amor por Cuba siempre mostrado por las más altas cumbres del patriotismo cubano, sino también de visiones encontradas entre esos líderes del movimiento separatista, de luchas intestinas entre ellos y del inédito protagonismo de numerosos grupos independentistas, de dentro y de fuera, que forzaron la unidad de acción de aquellos adalides de la patria.


ANTECEDENTES INELUDIBLES
 
- Fundación de la Convención Cubana (Cayo Hueso, 22 de septiembre de 1884, por los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo Grajales, junto a otras 19 personalidades de la emigración cubana en esa localidad de la Florida, así como también de Tampa e Ibor City).
Aunque la historiografía nacional la obvia –o hace de ella una brevísima mención-, este es uno de los sucesos más relevantes y trascendentes en los anales del independentismo cubano. Primero, por las importantes figuras que la crearon. Esto es: además de Gómez y Maceo, José Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo, Fernando Figueredo, Bernardo Miyares, Teodoro y Enrique Pérez, Alejandro González, Enrique Canals, Juan Guiteras, Eduardo H. Gato, José R. Estrada  y Carlos Recio, entre otros; segundo, por devenir núcleo masivo y capital de la política de los cubanos en la Florida y -en gran medida- en todos los Estados Unidos, desde entonces y hasta después del 95.
Efectivamente, de esta organización secreta y poderosa nacerían, luego, La Liga de los Independientes de Cayo Hueso (18 de agosto de 1889), el Comité Directivo y, sobre todo, decenas de clubes patrióticos revolucionarios y, especialmente, su prolongación: el secreto Club Luz de Yara; todos los cuales tuvieron un peso indiscutible en la creación del Partido Revolucionario Cubano y en las primeras medidas organizativa de la última campaña contra el yugo español.

- Fracaso del Plan Gómez-Maceo, que desacreditó a ambos líderes en buena parte de la emigración cubana, en cuanto a la capacidad de ellos para realizar la organización previa de una nueva contienda independentista armada.

- Carta-manifiesto del general Maceo a José A. Rodríguez, director de El Imparcial, de Nueva York (1-11-1886), en cuyo texto Maceo propuso –primer cubano en hacerlo, al menos públicamente:
·         La necesidad de fundar un partido independentista, del que se eleve una representación de todo el ámbito separatista, la cual sería nombrada por el más amplio voto popular.
·         Un partido que funde, a su vez, su órgano de comunicación oficial, y establezca y sostenga relaciones dentro y fuera de Cuba.
·         Un partido que, instituido, permita acudir al pueblo en demanda de recursos para hacer la guerra contra el yugo español.
·         Un partido dividido en dos poderes, dos jefes: uno el de la Guerra, y otro el del Partido, propiamente dicho, con funciones separadas, pero –“para no afectar la unidad”- conservando mutuas relaciones.
·         El Director del Partido conseguiría de los centros de cubanos en el exterior armar a tantos jefes de expediciones como fuera posible equipar y enviar a Cuba.
·         El Jefe Supremo militar podría indicar al del Partido, o a los centros directamente, el equipo, armas y municiones que desee para sus expediciones.
·         Ahora bien, los planes de campaña y otros correspondientes al mismo ramo, quedarían exclusivamente al cuidado del Jefe de la Guerra; cargo para el que Maceo propone a Gómez, pese a las ya serias discrepancias entre ellos.

- Mitin presidido por Tomás Estrada Palma y José Martí, celebrado –según carta de José Rogelio Castillo a Máximo Gómez- en Nueva York, entre noviembre y diciembre de 1887, en el que surge el nombre del Dr. Emilio Núñez para General en Jefe. “De Ud. y Maceo -enfatiza Castillo a Gómez- no quieren ni saber”.

- Respuesta de Gómez a Castillo Zúñiga: Si los cubanos no me quieren como jefe, me querrán como soldado…Para ir a pelear a Cuba, se necesitan dos cosas: dinero o disposición de ir a combatir; como no tengo de lo primero, me basta con […]

- Nuevos intentos de reanudar la lucha armada en Cuba:
 a) Se funda en Panamá, en 1887, bajo el aliento inicial de los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, la Sociedad Cooperativa Cubana para obtener recursos monetarios, a largo plazo, para financiar un movimiento insurreccional en Cuba.
b) Conspiración Flor y el Comité Directivo, 1889.
c) Plan insurreccional en Cuba de Maceo, en 1890.

1.- Reunión de Martí con varios de los  líderes históricos de la emigración cubana al sur de la Florida. A solicitud del propio Martí, este es invitado a Cayo Hueso, a donde llegó el 25 de diciembre de 1891. El 2/enero/1892, se reúne con Francisco Lamadrid, José Dolores Poyo y Fernando Figueredo entre otros, allí se acuerda crear un partido político para organizar y promover una nueva insurrección en Cuba.

 2.- Fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Los clubes revolucionarios, por medio de sus representantes, encargan a Martí la redacción de las bases y estatutos del referido partido; documentos que fueron discutidos y aprobados el 5 de enero de 1892; fecha en que queda fundada dicha entidad separatista, aunque buena parte de sus miembros en el Cayo, Tampa e Ibor City –incluidos esos líderes citados, y muchos otros-, siguen militando en el club secreto Luz de Yara, que tenía su propia agenda revolucionaria para la Isla.

 3.- Enterado de la efervescencia que despertó la visita de Martí al Cayo y el surgimiento del Partido Revolucionario Cubano, el ex secretario del general Máximo Gómez, Alejandro González, escribe a este, con fecha 1/feb./1892: “Martí está conmoviendo las emigraciones, pero ojalá no haga lo que en el 84”, y le agrega que desea que triunfen esos trabajos, pero duda de Martí, al decir que no lo cree hombre de acción; también le explica que se aceptó al Partido en Jamaica, donde se fundaron 5 clubes secretos, con una cámara directiva global, cuyo director es el Dr. José Mayner.

4.- Martí envía comisionados a Las Villas (el comandante de la Guerra Grande y oriundo de allí, Gerardo Castellanos) y a Oriente…

 5.- Muere en Cayo Hueso (2/feb. de 1892), el veterano luchador y líder más importante de la emigración al sur de la Florida, José Francisco Lamadrid, víctima de un cáncer en la garganta.

 6.- Jefatura de Gómez, imprescindible. Carta (febrero de 1892) del jefe del movimiento revolucionario en Las Villas, Luis Lagomasino, al general Gómez, dándole cuenta de que el comisionado de Martí intentó imponer la jefatura de este: había que acatarlo, si querían recibir armas, pertrechos u otros recursos. El saldo fue que todos los comités solo aceptaron a Gómez como jefe, “excepto un club de campo”…

 7.- Carta de Serafín Sánchez a José Martí (marzo de 1892), pidiéndole visite a Gómez y le ofrezca su rol militar en la empresa. La respuesta de Martí no toca el asunto.

 8.- 24 de marzo de 1892. Carta de José Martí a Serafín Bello (secretario del Club Patria y Libertad), en los siguientes términos: “Se desmigaja la guerra […] se la cogen los malos […] los del 68 se la llevan, y tenemos lo de las primeras repúblicas americanas [...] saquemos la guerra del peligro de sus malos directores.”

 9.- 28 de marzo de 1892. Acuerdo del Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes de Cayo Hueso, Tampa e Ibor City, de que la proclamación del PRC, así como también la elección del Delegado y el tesorero del partido tuviesen lugar el 10 de abril de ese año. Se le comunicó a Martí por un telegrama.

10.- 10/abril de 1892. Proclamado oficialmente el PRC; y electos, por unanimidad, Martí su Delegado y Benjamín Guerra su Tesorero
                                                                                                                 
11.- Carta (14/ abril de 1892) de Manuel de Jesús Peña Reynoso, diputado que fue de la CC.RR de la primera República de Cuba en Armas, al general Máximo Gómez:

“No creo –dice Peña-, empero, pues dado que los que desean arruinarlo se atrevan, olvidando su fuerza de ayer y su fuerza de hoy.
“En cuando al negocio que V. me deja entrever, me atrevo a aconsejarle que no comprometa su pureza ni esa gloria con los elementos de que para él pueda disponer.
“Yo creo que –aunque parezca irresoluto- debe V. limitarse a tomar parte en la empresa, después de elegido el Director correspondiente.”

12.- Reunión (14/ julio de 1892) de los generales Carlos Roloff, Serafín Sánchez y Rafael Rodríguez, así como el teniente coronel José Rogelio Castillo Zúñiga, entre otros, en la que acuerdan aceptar de fe al PRC y respaldar el que Martí haya aceptado la jefatura militar de Máximo Gómez para los asuntos de la guerra.

13.- Enterado por Serafín Sánchez de estos acuerdos, e instado por este a trabajar junto con el Delegado del PRC, en la nueva empresa, el general Gómez escribió a Serafín:

“Martí es todo un corazón cubano […] pero carece de abnegación y es inexorable. No le perdonará a Ud. jamás lo que él puede calificar de desdén, [y] no son más que desacuerdos, y no será nunca capaz de marchar en la misma fila con Ud. creyéndose superior. Por eso, para que él mismo no se anule, para que sus valiosos trabajos por la Patria, porque en realidad los son, es preciso dejarlo hacer. Y nosotros, todos los hombres de armas, los del sacrificio cruento, los tremendos de la guerra, debemos ser, o parecer serlos, los más pacíficos en la paz, y esperar sencillamente que ellos nos armen y nos despachen para el campo. Sin meternos en averiguar cómo ni cuándo; eso debemos hacer para no perder dos cosas: la una, buena de aprovecharse, el tiempo; la otra, digna de conservarse, nuestro prestigio.”

14.- Trabajos de Martí en Oriente. Conocedor ya de la existencia del secreto club “Luz de Yara” –del que Teodoro Pérez le habló en viaje de este a Nueva York-, Martí, por su parte, escribe a José Dolores Poyo (6/ agosto de 1892), dándole cuenta de un enviado suyo al Departamento Oriental de la Isla, a trabajar “para fundir en uno los movimientos varios, y por desdicha independientes que ya se notan en aquella región, ligarlos con los demás de la Isla […]”, para lo cual pide que la “Convención”, con sus medios y hombres, coadyuve a los propósitos del enviado por él a Cuba.

15.- Avisado de la intención de Martí de entrevistarse con Gómez, el general Serafín Sánchez le escribe a éste (8/ septiembre de 1892): “A ese muchacho [a Martí] hay que meterle el hombro quién sabe si a él se le da el juego, ya que otros hemos sido fatales”.

16.- Finalmente se ofrece a Gómez la Jefatura Militar del Movimiento. Tras recibir otra misiva de Serafín Sánchez, pidiéndole fuera a ver al general Gómez, y, seguramente, por su propia decisión, el 31 de agosto de 1892, Martí viajó a República Dominicana, donde, a mediados de septiembre, Martí le escribe, de Santiago de los Caballeros:

El Partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la revolución, como encargado supremo del ramo de la guerra, a organizar, dentro y fuera de la Isla, el Ejército Libertador…Yo ofrezco a usted, sin temor a negativa, ese nuevo trabajo. Hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres…Deje en manos de sus hijos nacientes y de su compañera abandonada la fortuna que les está levantando con rudo trabajo, para ayudar a Cuba a conquistar su libertad con riesgo de la muerte”.

Gómez contestó, el 13 de septiembre: 
“Al enterarme del contenido de su atenta nota, que contesto, en la cual expresa los propósitos del Partido Revolucionario Cubano, cuyo Poder Ejecutivo tan digna y acertadamente representa Ud., he sentido la más grata satisfacción porque yo también me siento aún capaz de ser entusiasta y leal batallador por alcanzar la independencia de Cuba, y aún es más mi satisfacción, por cuanto dado el plan de organización, para unir los elementos de fuerzas de dentro y de fuera, que Ud. con tanto tino va llevando a término […]

“En cuanto al puesto que se me ha señalado al lado de Ud., como uno de los viejos soldados del Ejército Libertador de Cuba, para ayudar a continuar la obra interrumpida, tan señalada honra, tan inmerecida confianza, no tan solamente deja comprometida mi gratitud, sino que al aceptar, como acepto tan alto destino, puede Ud. estar seguro, que a dejarlo enteramente cumplido consagraré todas las fuerzas de mi inteligencia y de mi brazo, sin más ambición y sin otro interés, que dejar bien correspondida, hasta donde alcance la medida de mis facultades, la confianza con que se me honra y distingue.

Martí regresó a Nueva York, el 19 de octubre, no sin antes visitar a los clubes de Jamaica y a Mariana Grajales.

17. Oposición a Martí. En medio de aquel periplo de trabajo, sufre Martí una fuerte campaña opositora, no solo del Club Los Independientes de Nueva York –con Néstor Ponce de León y Enrique Trujillo a la cabeza-, sino dentro de los clubes adheridos al PRC, de lo cual da cuenta Fernando Figueredo, en carta (de noviembre de 1892) a Máximo Gómez:

“Ya tiene Ud. Noticia por Serafín [de] quién se encuentra aquí al frente de la oposición. Hombre instruido, sensato, honrado, respetable, simpático; tiene, en fin, todas las buenas cualidades, pero nos hace la oposición sistemática; ya Ud. lo sabrá por el insigne [teniente coronel Ángel] Guerra, si llega a donde Ud. está. ¡Reforma!, ¡Reforma!, y cómo me aterra oír esa palabra*, a la que debemos toda nuestra vergüenza de haber sido derrotados por primera vez en una guerra de independencia en América.
“Ellos se agarran de todo. Pretenden que sea Ud. y no Martí el Director del movimiento.”

* Figueredo se refiere a los movimientos de Laguna de Varona, en abril de 1875, y de Santa Rita, abril-mayo de 1877, que bajo la solicitud de reformas, debilitó en extremo al bando insurgente, durante la Guerra de los Diez Años.

18. Fuerte discusión del Tte. Coronel Ángel Guerra con Martí –según carta de Juan Calderón a Gómez (26/ diciembre de 1892), al querer Martí subordinarlo a su directiva, y decirle aquél que él solo aceptaba la jefatura del general Gómez. De acuerdo con Calderón, Guerra era señalado para dirigir una vanguardia invasora a Cuba en ese año, promovida por el club Luz de Yara.

Conforme la carta de Calderón, Martí habló mal de Guerra, ante lo cual, un paisano de este, teniente coronel de la Guerra Grande, Juan Bautista Osorio, salió en su defensa.

Posteriormente, y con evidente ánimo de reconciliación –siempre según Calderón-, Martí invitó a almorzar a Guerra, y este le dijo que a él no le parecía que Martí fuera el hombre que podía hacer la independencia de su país.

19. Gómez retraído. En carta al general Gómez, de José Rogelio Castillo Zúñiga (15/enero de 1893), este le comunica que se ha formado un grupito que puso en duda la unidad Martí-Gómez, y que eso espantó a algunos.

En misiva del propio enero de 1893, el mismo Castillo Zúñiga, junto a Fernando Figueredo, Juan Calderón y otros destacadas personalidades de la emigración, escriben a Gómez pidiéndole defina si estaba o no dentro del movimiento organizado por el PRC.

20. En esa misma fecha, Martí estuvo en el Hardman Hall, donde habló de varios temas ligados a la lucha por la independencia de Cuba, con especial énfasis en las tareas de unidad que –según él- va logrando el PRC, y en la edición del 21 de enero del 93, de Patria, escribió del trabajo del PRC, en estos términos: “[…] los componentes dispersos de la revolución en el destierro que el partido debía unir, y ha unido”.

21. Todos los fondos a Martí. En febrero de 1893, Martí logró asentar, ante el Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes de Cayo Hueso, la impresión de la inminencia de un levantamiento en Cuba, por lo cual era conveniente reunir urgentemente los fondos recaudados en una sola mano, en la del PRC, y así se acuerda.

22. Carta de Julio Sanguily (10/feb. de 1893), en la que le informa al general Máximo Gómez que se entrevistó con Martí, y él ve que la cosa se hará antes de abril. Le pide a Gómez que acuda, pues, “sin V. nuestra antigua bandera nada me parece saldrá bien.”

23. Carta de Gómez a Maceo, fechada el 12 de febrero de 1893 y entregada por Alejandro González, secretario que fuera del gran dominicano y amigo de Maceo. En ella Gómez respondía a una nota de Maceo, del 12 de enero de ese mismo año, e indica a este, entre otras cosas: que el punto de desembarco en Cuba debía escogerlo Maceo, aunque le recomienda sea el sur de Oriente, donde con prontitud podría tener éxito su misión; que la época de invadir la isla está pendiente de varias circunstancias, que no permiten fijarla con exactitud; y que urgía una entrevista “con el Delegado del Partido que nos arma” (para lo cual recibiría aviso), para definir, entre otras cosas, si la iniciativa del movimiento partirá de dentro de la isla o de fuera, pues, si no se ponen de acuerdo “todos los principales hombres de las diversas localidades, así de dentro como de fuera, que debemos tomar parte activa en esta guerra, nos exponemos a trastornos que puedan convertirse en fracaso.” 

24. Carta de Juan Calderón a Gómez (13/febrero de 1893), en la que le dice que la marcha del PRC es malísima, porque sus directores se han pasado todo el tiempo disputándole a los de dentro de la isla el honor y el predominio de la revolución.

25. El secretario del PRC, Gonzalo de Quesada, el 11 de marzo de 1893, escribió a Gómez: “Toda Cuba tiene sus esperanzas en su jefe militar Máximo Gómez, y yo creo que juntos Martí y Ud., cada uno ayudándose en su esfera, Cuba será libre […]”.

26. Fines de abril de 1893, conatos de alzamientos en Purnio y Velasco (Holguín). Los hermanos Ricardo y Manuel Sartorio, jefes de ese movimiento, dicen haber recibido orden del PRC; Martí lo niega…

27. Martí acude al Cayo a dar explicaciones ante el Consejo de Presidentes de Consejos de Clubes. Según acta, se extendió en grandes consideraciones sobre los sucesos de Holguín ["La Purniada"], dijo que estudió y analizó las causas que podían haberlas ocasionado, y las que podían haberlas hecho ceder. Elogió la actitud del PRC dentro y fuera de Cuba, y valoró lo que para él fue “un triunfo real en que se ha convertido la derrota”, y alertó, finalmente, del propósito de los españoles de dividirlos y desacreditarlos.

Una anécdota de Rubén Darío de cómo conoció a Martí, en mayo de 1893, tiende a confirmar el cuestionamiento que afrontaba José Martí entre los emigrados de Cayo Hueso, Tampa e Ibor City, por el fracaso del alzamiento de abril de ese año 1893, en Holguín.

Esencialmente, Darío cuenta que, cuando lo llevaron a conocer a Martí -a una colmada Hardman Hall, en Nueva York-, la concurrencia efervescente, molesta, vociferaba –evidentemente, pidiendo explicaciones-, pues acusaba a este de precipitarse en el movimiento, o de negligencia, y que Martí, muy sagaz y ocurrente, lo echó al ruedo; o sea: lo puso en el escenario ante aquel ríspido público. Allí –poeta bastante conocido para los presentes-, Darío comenzó a declamar sus poemas, y la atmósfera aquella reunión fue cambiando progresiva, favorablemente. En el momento cumbre, aprovechó Martí para encarar a aquella gente…y metérsela en un bolsillo, con dúplicas y explicaciones; en fin, con aquella oratoria tan bella como persuasiva que él tenía.

28. Junio de 1893, Martí viaja a Costa Rica, a entrevistarse con Antonio y José Maceo, Flor Crombet y otros jefes allí radicados. Escribió a Gómez, con fecha 30 de ese mismo mes y año: “Ud. y yo debemos de estar contentos con la aceptación plena y afectuosa por el General Maceo de la parte de la obra que considera usted como natural de él…” [El mando de Oriente, sin duda].

29. El 27 de julio de1893, el brigadier José María Rodríguez (Mayía) escribe  carta a Gómez, en la cual le dice que se enteró de que era el jefe militar del movimiento que se preparaba para reanudar la guerra en Cuba, y se pone a su disposición.

30. La razones de Gómez. El general Máximo Gómez, el 15 de agosto de 1893, escribe a Enrique Trujillo, y le envía 150 ejemplares de su artículo “No hay efecto sin causa”, en el que responde a las dudas sobre su participación en el movimiento y expone las razones que han justificado su actitud de cierto distanciamiento:

“Ya en el [año] 93 empezó a sentirse el lento movimiento del espíritu revolucionario, y surgió Martí como agitador, y el pueblo tanto dentro como fuera se sintió conmovido -tal era el ansia de libertad-.Yo no me moví y esperé, pues en el discurso de Martí leí estas palabras significativas: 'No debemos echar vino nuevo en odres viejos.' Y hablaba además de elementos gastados. La agitación creció y el pueblo principió a preguntar ¿Y dónde están los viejos combatientes?, ¿con quiénes vamos a ir a la guerra? Al principio se creyó prudente no contestarle, pero al fin hubo que hacerlo... Para eso: a mí el primero se me consultó, y yo contesté que no pertenecía más que a Cuba, y que el que no se pusiera al lado de Martí, que se proponía levantar nuevamente nuestra bandera, no sería buen cubano. Mi carta que fue publicada, fue causa de que tomara más intensidad el fuego revolucionario oculto por todas partes. Hice un llamado a mis antiguos subalternos, que todos contestaron contando con mi autoridad; los bolsillos se vaciaron en la Caja de la Revolución, y la Revolución armada fue un hecho.”

31. En su Diario de Campaña, el Dr. Martín Marrero señala que, en el año 93, viajó a Nueva York a reunirse con Martí, quien lo había nombrado antes Delegado de PRC en Jagüey Grande, Matanzas, y dice que Martí le dijo que era “una nueva generación que llevaba a cabo la conspiración”, y que no le diera participación a los veteranos combatientes, hasta tanto todos los trabajos organizativos estuvieran completados.

Concretamente, debían ser ellos, los jóvenes revolucionarios, quienes prepararan y organizaran las fuerzas armadas en toda la isla, y organizaran a los cubanos que estaban en el exterior, a fin de que, de un modo preciso y seguro contribuyeran al sostenimiento de la nueva revolución, y después de realizado este plan […] era el momento de ponerse a las órdenes de los veteranos, pues de ese modo, se les ofrecían ya las garantías necesarias...

32. Sin el Camagüey nada. El 23 de agosto de ese 93, Gómez escribió a varios camagüeyanos (Salvador Cisneros Betancourt, Emilio Luaces y otros), que él no resolvería nada, “mientras no sepa cuál es real y positivamente el rol del Camagüey. La revolución sin el Camagüey no será nada, y desde luego yo que estoy nombrado jefe interino del Ejército, sin ustedes no puedo ser jefe”; y agregó que: “Los viejos veteranos no iban a estar dispuestos a lanzarse a una guerra sin garantía suficiente, sin una base sólida. Teniendo en cuenta eso, los nuevos revolucionarios tenían que buscar una forma hábil para dirigirse a los veteranos.”

33. Preocupación en el interior de la Isla por un levantamiento prematuro. En efecto, desde el Camagüey, el 15 de septiembre de 1893, escriben a Gómez: Salvador Cisneros Betancourt, Miguel Betancourt, Enrique Loynaz y Antonio Aguilar, y le dicen que, para lanzarse a una guerra, había que aprovechar 3 cosas: España involucrada en una guerra europea, un cambio de gobierno en España, o el apoyo de una nación poderosa a los cubanos.

34. El 18 de septiembre de 1893, desde Monte Cristi, el general Máximo Gómez escribe al brigadier Francisco Carrillo, otro de los interesados en saber si su otrora jefe estaba realmente dentro del movimiento separatista que se promovía:

“Voy a contestar a su pregunta, y lo haré con laconismo, como se debe tratar de estas cosas.
“Según Martí, contamos ya con los recursos acumulados. Y no lo creo capaz de mentir.
Yo he sido elegido (pero por el mismo Martí) Jefe del Ejército, pero yo no debo hacer uso de esa autoridad que me da ese nombramiento, porque la considero ficticia o deficiente mientras no la sancione la voluntad del Ejército, siquiera representada por la de sus principales Jefes ya que no podemos contar ni con Congreso, Gobierno ni Pueblo congregado.
“De ahí nace, o esa es la causa de mi silencio que V. no se explica.
“Mientras no se llene ese requisito (que agitaré hasta que se llene) yo no puedo funcionar porque me expongo poniendo en peligro el orden y la disciplina.
Debo ser jefe de verdad para que todos lo seamos.”

35. Gómez pone el freno. Justo, en tal sentido, se expresa el general Gómez a Martí, en carta del 18 del propio septiembre de 1893, cuando le dice:

“A la verdad, no creía yo que estábamos tan preparados para poder pasar a la acción tan pronto como V. me lo da a entender. Sin embargo, temo que su patriotismo, sin reservas ni condiciones, le tenga un tanto ilusionado, y por eso crea que tengamos poco que hacer, cuando en realidad nos falta mucho para poder hacerlo en corto tiempo […]
“La congregación (pues yo no he dicho aún ni una palabra a ningún jefe) de varios elementos indispensables para abrir la campaña no es asunto a mi juicio ni de un mes ni de dos. Luego, es necesario considerar que tenemos muchos hombres que si no se les facilitan los medios no se pueden mover [Esto] es tratándose de acá fuera [sic] que ahora para yo enviar allá adentro a prepararlo todo piense V. lo que debe hacerse. V. puede desirme [sic] que ya a [sic] mandado, en hora buena, pero no he mandado yo ni han mandado otros jefes.
“De ahí, cartas como la de Carrillo, que V. leyó, que revelan las dudas, y no saben a qué atenerse en realidad.”

 “[…] porque yo no me moveré sin primero entenderme con los jefes militares”, le dice; y, tras prevenirle de que no se hagan las cosas festinadamente, porque sería llevar consigo el germen de la indisciplina, aclara:

“Además de varios jefes de dentro, con quienes tengo necesidad de entenderme, la hai [sic] también de hacerlo con otros que están afuera, como por ejemplo: Los  Maceo, Crombet, [Mayía] Rodríguez, [Mariano] Torres, [Agustín] Cebreco, [Serafín] Sánchez y otros con quienes no se ha cambiado ni una frase del Plan.”

36. Noviembre de 1893: fracasan los alzamientos de Ranchuelo, Cruces y Lajas. Esquerra y Zayas dicen que recibieron orden del PRC. Martí asegura que fue una orden falsa.

37. El 12 de noviembre de 1893, Gómez escribe a Maceo y le dice que por nombramiento expedido por la Delegación del PRC “y la aprobación de Ud., para dirigir la campaña de la guerra [...]”, se dirige a él [a Maceo] con la premura que las circunstancias aconsejan, y señala:

“Si el Partido Revolucionario Cubano, de que nosotros los viejos soldados componemos su parte principal, activa en la esfera de la acción, no aprovecha las serias complicaciones que en la actualidad asedian a España, para dar ante el país que se propone redimir, y ante el mundo entero una prueba ostensible de sus resueltos propósitos, entonces casi el Partido no tendría razón de ser, y a nosotros los militares nos cabrá la parte mayor de responsabilidades ante la conciencia pública nacional y extraña, y ante la Historia, de no haberse cumplido tan altos designios por nuestra apatía o descuido, que la maledicencia o la infamia puede muy fácil interpretar de cobardía.”

Y ordena a Maceo ponerse en movimiento y que, a la vez, dé aviso a sus subalternos, y a ponerse, inmediatamente: "en comunicación directa con la Delegación [del Partido] que debe proveer los recursos, y conmigo también".

38. Enrique Trujillo a Gómez, el 22/ noviembre de 1893, al referirse a los alzamientos de Las Villas, en ese propio mes, le dice: “A mi juicio, la responsabilidad recae sobre ese ‘Bolívar en agraz’, que se llama don José Martí, que le dice a la pobre gente de Cuba que el caballo está ensillado”...

39. En carta del 23 de noviembre de 1893, Martí aclara a Gómez: “Ni –harto lo sabe Ud.- en las cosas de la guerra hubiera accedido yo a dar orden alguna en oposición posible, o con violencia, de las que solo a Ud. toca dar”.

40. 15 de diciembre de 1893, Martí acude a Cayo Hueso a explicar los sucesos de Las Villas, ante el Consejo de Presidentes. A pesar de muchos detractores, varios presidentes de clubes congratularon a Martí por el esfuerzo que hacía…

41.- Denunciado por el teniente Manuel Cardet y Grave de Peralta, joven descendiente de veteranos líderes mambises, y, a la vez, ayudante que fue del general español Luis Pando, fracasa el plan insurreccional organizado en Oriente durante el mes de noviembre de 1893. La conspiración terminó con la prisión de Guillermón Moncada, de Quintín Banderas, Victoriano Garzón y otros; así como también con la huida al monte de Periquito Pérez y de Antonio Suárez Richard, en Guantánamo.
Más tarde, con el apoyo de José Martí y la defensa en el juicio del delegado del PRC en Oriente, licenciado Rafael Portuondo Tamayo en el juicio, se logró sobreseer la causa, en junio de 1894, y tanto Moncada, como Banderas y Garzón fueron puestos en libertad.

42. ¿Y Gómez? Carta de Fernando Figueredo, Teodoro Pérez y Juan Calderón (diciembre de 1893)  a Gómez, pidiéndole definición de si estaba o no en el movimiento, pues, su silencio y su artículo “No hay efecto sin causa” decían lo contrario.
En ese mismo mes y año, Enrique Trujillo le escribe a Gómez diciéndole que no hay prueba de que este estuviera en el movimiento, y que Carrillo decía que solo se lanzaba a la guerra si todos se iban al campo, o si Gómez se lo ordenaba.

43. Situación difícil para Martí. Ante las protestas de algunos “cubanos angustiados” aun por los fracasos revolucionarios en Las Villas, Martí se mostró dispuesto a ir nuevamente al Cayo (el 31 de enero de 1893) a dar explicaciones, pero los directivos de allí le aconsejaron no fuera. Él insistió, pero, “por el sesgo político que tomaron las cosas” –así reza en el acta-, se le pidió que no hiciera el viaje, temiendo por él.

44. Máximo Gómez, en Nueva York, desde 8 al 24 de abril de 1894. Estrecha unidad Martí-Gómez.
De la impresión de aquellos días, escribió Martí a su amigo Dr. Fermín Valdés Domínguez:

“Ya tú entiendes lo que significa con Gómez: no es solo, Fermín del alma, dejarlo ajustado todo, hasta los más mínimos detalles, sino desvanecer los últimos obstáculos que la revolución de ayer pudiera poner a la de hoy, y abrir surcos anchos y seguros para la de hoy ¡Y qué trabajo cuesta ser sagaz y sincero, y ser enérgico y dulce- Y ser todo eso en mi soledad y en mi tristeza […]
Pero de todo me compensa la nobleza que en Gómez he visto:-el hijo que me deja, a que me acompañe en mi viaje próximo- y la esperanza –y cállate- de que volveremos a vernos pronto.”

45. ¿A qué viene Martí? Sabedor Maceo de que Martí iba nuevamente a Costa Rica, a mediados de ese año 94, le escribió al general Gómez, inquiriendo por las razones de dicho viaje. Este, en respuesta del 12 de abril de 1894  le dice, inicialmente que: en su viaje a Nueva York, conferenció con Martí y que ambos resolvieron que este solo, “para mejor economía y menos llamar la atención, pues ya estamos demasiado vigilados, sea el que vaya a verse con Ud. y arreglarlo todo con Flor y Cebreco”, y le agrega:

 “Yo los dejo en completa libertad de acción ¿Qué les puedo yo indicar, cuando V. como yo y todos nos sentimos inspirados de los mismos deseos y armados de la misma resolución?
“Los nudos que no puedan desatar o atar entre Ud., Flor, Cebreco y Martí, tampoco será posible a mi hacerlo.
“Así pues, no se me ocurre nada que decirle en cuanto a los métodos y modos, y en cuanto a los medios y recursos, a eso va Martí, después de que ya aquí hemos calculado todo.

46. Martí en Costa Rica. Reuniones con Antonio y José Maceo, Flor Crombet, Agustín Cebreco y miembros destacados de la emigración tica. Se acuerdan los principales medios y recursos necesarios para la próxima invasión a Cuba.

47. Carta de Aguas Claras (Enrique Collazo) a Gómez (agosto de 1894): Que [en La Habana] no aceptan otra jefatura que la del general Gómez.

48. Ante los apremios de Maceo por lanzarse a Cuba, Martí le escribe a este, el 20 de octubre de 1894: “Yo aquí creo no perder ni un solo día. Dependo de Gómez para echarlo todo a la vez.”

49. 10 de octubre de 1894, fracasa el conato de alzamiento de Santa Rita (El Cobre), en Santiago de Cuba, una precipitación del teniente coronel Francisco Lacrayte Mourlot (Lacret Morlot), que puso en riesgo la conspiración  revolucionaria encabezada por el general Moncada y con nexos con el exterior. Guillermón, Alfonso Goulet, Martín Torres y Joaquín Planas, entre otros, lograron disipar las sospechas sobre ellos. A Lacret pudieron sacarlo al exterior.

En tal situación, Diego Palacios Messa, uno de los principales complotados, le escribe a Maceo, el 28/ octubre de 1894: “Los hombres pensadores y de reconocido patriotismo [relaciona a Guillermón Moncada, Urbano Sánchez Hechavarría, Antonio Suárez Richard, Juan B. Spotorno, Bartolomé Masó, Eduardo Ramírez, Titá Clavar, Salvador Cisneros Betancourt y otros] no quieren la revolución en 1894, piden tiempo, a tenor de ser la última partida.”
Dice que los hombres de dinero de La Habana están retraídos, y sentencia:
“No creemos en promesa de nadie sin que nuestros hombres estén armados, y sepamos de una manera cierta y positiva, que es general el movimiento, y haya recursos en el exterior”.

Agrega que el día anterior, Moncada le dijo a Urbano Sánchez Hechavarría, a él [Diego] y a su hermano Rafael Palacios, que si se hacía una locura, haría lo que nunca: tomaría un barco y se iría al exterior.
Pide armas, y que se pongan de acuerdo Gómez, Maceo y Martí, y que no vengan en esa época.

50. Los preparativos de revolución cobran nuevos alientos, con el fracaso del Plan Maura, anunciado desde 1893, y que prometía autonomía para Cuba y otras reformas; así como también con la aplicación del Plan Abarzuza, bodrio que ni prometió ni aportó nada para los cubanos.

51. El 10 de noviembre de 1894, ante las inquietudes de Maceo, Martí le responde a este:

“Ahora, sin haber faltado aun la de Cuba, a una fecha que estimo todavía, -dispuesto todo por mí de modo que –según el ensayo que felizmente acabo de hacer- salgamos con dicha y secreto, y tenga Ud. allá lo que le falta para sus labores, -anunciado por Gómez el detalle a que he de subordinar todos mis actos, porque no soy el director militar de la guerra, que hubiera podido y debido ya empezar- réstanos aguardar impacientes, y tenerlo todo a punto por nuestra parte como lo tenemos […]”

52. Fracaso de la Fernandina, el 15 de enero de 1895. El plan de invasión simultánea a Cuba con 3 barcos, desde las costas de los EE.UU. fue descubierto e incautados todos los pertrechos por las autoridades norteamericanas. Martí desesperado. Llora de rabia e impotencia, por tan cuantiosa pérdida de recursos, tiempo y organización. Acusa al coronel Fernando López Queralta de traición, aunque investigaciones posteriores exoneran a este. Todo parece indicar que el plan fue descubierto por un funcionario de aduanas y un agente informante, en busca de recompensa contra casos de filibusterismo.

Martí recibe ferviente apoyo de Mayía Rodríguez, Enrique Collazo, Manuel Mantilla (hijo) y de Máximo Gómez, a quien acudió a ver en  República Dominicana.

53. Labores en el interior de la Isla. Entre 1892 y 1895, Juan Gualberto Gómez, siguiendo las orientaciones de la delegación del Partido Revolucionario Cubano, especialmente de su Delegado, José Martí, logró congregar alrededor de su coordinación a numerosos clubes revolucionarios del occidente del país y contactar con muchos de la región oriental. Obtuvo el compromiso de la mayor parte de aquellos de pronunciarse en armas tan pronto se recibiera la orden de alzamiento desde el exterior.

54. El general Guillermón Moncada, tras la detención de su ayudante Moisés Sariol, el 16 de febrero de 1894, determina el ocultamiento de las armas disponibles y de todos los jefes significativos del movimiento en Oriente, para evitar cayeran en manos de los españoles.

55. Momentos previos: momentos cruciales. Del 21 al 23 de febrero, burlando la vigilancia de la policía, se alzaron en El Cobre: Rafael Portuondo Tamayo, los hermanos Diego y Rafael Palacios Messa; poco después, siguen sus pasos, en Manzanillo, Bartolomé Masó y sus seguidores, y, en Bayamo, Joaquín Estrada y Esteban Tamayo.

Moncada, detenido el 22 de febrero, frente a su propia casa, en Santiago de Cuba, confunde a sus captores; logra escapar por la tapia trasera, y se alza en Tumba Siete.

56. El alzamiento del 24 de Febrero de 1895, no tuvo ni la masividad ni la simultaneidad que esperaban sus principales organizadores. En realidad, puede afirmarse que fracasó en casi toda la isla** y que sólo Oriente, con un sólido trabajo y gran autoridad del mayor general Guillermón Moncada, artífice de aquella jornada, respondió verdaderamente al levantamiento.

Efectivamente, a los pronunciamientos de Goulet, Martin Torres, Joaquín Planas y los hermanos Ducasse, en El Cobre; de los hermanos Saturnino y Mariano Lora, y Florencio Salcedo, en Baire; de Periquito Pérez y decenas más, en Guantánamo; así como también de Miró y los hermanos Ricardo y Manuel Sartorio, en Holguín; y de los hermanos Capote Sosa, en Platanillo, Las Tunas***, (junto a los ya alzados desde el 21), debió su éxito aquel glorioso levantamiento, que luego necesitaría de otros salvadores.


** En aquella jornada tambien se levantaron en armas:
-Juan Gualberto Gómez, López Coloma y Juan Tranquilino Letapier, con un pequeño grupo de hombres, en Ibarra (Matanzas). Pocas jornadas después, fueron dispersados y muchos de ellos apresados.
 - El comandante Manuel García, en Palma Mocha, en la propia provincia matancera. Este fue asesinado por la espalda, el mismo día 24, razón por la que su hermano recogió a los 200 hombres que lo acompañaban, y dieron la espalda a la insurrección.
- El Dr. Martín Marrero, en Jagüey Grande, con una treintena de seguidores, también dispersados, a los pocos días del alzamiento.
- Joaquín Pedroso, en Jagüey Chico, o Charcones, con apenas una decenas de alzados, que rápidamente fueron controlados por los españoles.

***También hubo otros pequeños levantamientos en las regiones de Santiago de Cuba, Palma Soriano y San Luis.

2 comentarios:

  1. Saludos.., Mourlot..!!
    Podría usted dar respuesta a la siguiente dinterrogante!?
    * Entonces..,por qué trascendió ese 24 de febrero como: "Grito de Baire".. y no de otra manera.?

    Considero que, la meritoria labor de Lora, Urbina, Salcedo -y Rabí( posterior a esa fecha; que ningún otro movimiento en la isla pudo aspirar a parecerse, mucho menos superarla)- así como la de otros valerosos hombres..., a lo que adiciono la propia percepción de ellos y la de muchos más oficiales del ejército mambí (de toda Cuba) y en especial, la de José Martí, sobre lo ocurrido aquel glorioso 24 de febrero, convirtieron al "GRITO DE BAIRE"..,en una sentencia irrevocable..!!!
    Independientemente de que se reconozcan los méritos de hombres y lugares donde también hubo alzamiento, lo sensato y justo, es reconocer y fundamentar - las causas que hicieron posible que pasara a la historia con esta denominacion
    :"Grito de Baire"...
    Gracias...La labor de Jesús Rabí posterior al 24, su victorioso y ejemplar batallar frente al enemigo., hasta su apoyo a Maceo en las lomas de Guantánamo.., etc, etc..
    Si Baire no hubiese protagonizado esta heroica hazaña,(antes, durante y después del 24 de feb., el fracaso hubiese sido total..
    Gracias..!!



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  2. Saludos..
    Espero aún, su respuesta..
    Gracias...!!

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