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viernes, 22 de febrero de 2013

Verdad…, eso fue lo que sucedió en esas jornadas

Al César, lo que es del César; a Guillermón, lo… de Guillermón

 
El 24 de Febrero no fue lo que sus organizadores concibieron, ni lo que, hasta último momento, creyeron…
Planificaron encender la Isla con un levantamiento armado general, con lo que debía comenzar una guerra formidable (masiva, civilizada y rápida) que diera al traste con 400 años de coloniaje, y para lo cual se constituyeron juntas o comités revolucionarios provinciales y municipales en prácticamente todo el país.
Sus objetivos eran: captar y enrolar a cuantos hombres y mujeres fueran partidarios de la independencia cubana y estuvieran dispuestos a materializarla con las armas en la mano; allegar armamento, parque y todo tipo de vituallas, organizar las partidas que debían protagonizar –simultáneamente, en toda la geografía nacional- el grito separatista, y esperar el desembarco de los grandes jefes veteranos del mambisado, a quienes esos mismos organizadores tenían la misión de armar, embarcar y poner, con sus pequeñas fuerzas acompañantes, en puntos escogidos por esos adalides militares en las costas de Cuba.
¿La verdad? El saldo de aquellos planes fue frustrante y, en algún que otro lugar, trágico…Veamos si no:

jueves, 7 de febrero de 2013

La junta que salvó entonces la joven Revolución del 68

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Tacajó: 8 de febrero de 1869

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Aunque la historiografía nacional la trata como un hecho anecdótico, a lo sumo: como un suceso que marcó la reafirmación de Carlos Manuel de Céspedes como jefe de aquella primera campaña separatista en La Mayor de las Antillas, la Junta de Tacajó –aquella reunión del 8 de febrero de1869, en la que se dieron cita los jefes más acreditados de la recién nacida revolución- fue infinitamente más que eso…