Al César, lo que es del César; a Guillermón, lo… de
Guillermón
El 24 de
Febrero no fue lo que sus organizadores concibieron, ni lo que, hasta último
momento, creyeron…
Planificaron
encender la Isla
con un levantamiento armado general, con lo que debía comenzar una guerra
formidable (masiva, civilizada y rápida) que diera al traste con 400 años de
coloniaje, y para lo cual se constituyeron juntas o comités revolucionarios
provinciales y municipales en prácticamente todo el país.
Sus
objetivos eran: captar y enrolar a cuantos hombres y mujeres fueran partidarios
de la independencia cubana y estuvieran dispuestos a materializarla con las
armas en la mano; allegar armamento, parque y todo tipo de vituallas, organizar
las partidas que debían protagonizar –simultáneamente, en toda la geografía
nacional- el grito separatista, y esperar el desembarco de los grandes jefes
veteranos del mambisado, a quienes esos mismos organizadores tenían la misión
de armar, embarcar y poner, con sus pequeñas fuerzas acompañantes, en puntos
escogidos por esos adalides militares en las costas de Cuba.
¿La verdad?
El saldo de aquellos planes fue frustrante y, en algún que otro lugar,
trágico…Veamos si no: