Santiago de
Cuba y
su
monumentalidad (I)
Recorrer
esta ciudad de casi cinco siglos de existencia suele resultar un paseo
impresionante, lo mismo para propios que para foráneos, si se hace con miradas
escrutadoras…
No hay un
sitio de esta urbe caribeña, efectivamente, que no nos revele algo de interés
y/o trascendencia, allá o acá, en las prominencias de las numerosas colinas o
en los recovecos de tantos hondones, sobre los cuales ella se asienta; en la
majestuosidad o en la modestia de sus obras públicas, que en memoria de sus
muchos héroes, o de sobradas acciones gloriosas o por algún otro valor
singular, hacen de Santiago de Cuba, en sí misma, una ciudad monumento.
Nacionales
y extranjeros conocedores de su enaltecedor pasado, creen que aquí deberían
abundar más las estatuas, los bustos, las tarjas y otras formas de rendir
homenaje a los próceres y valores del pasado. Es verdad, no son todas las que
merecidamente pudiera haber; sin embargo, las que existen hoy llenan de sano
orgullo a la mayor parte de los santiagueros.