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lunes, 26 de diciembre de 2011

Francisco Javier Cisneros Correa: General mambí, ‘padre de la modernidad’ de Colombia, ‘rey de los rieles’ en varios lares…


Francisco Javier Cisneros Correa
Ingeniero, periodista, general
mambí, patriota revolucionario

La vida de Francisco Javier Cisneros Correa es de esas que hace que cualquier persona experimente plena satisfacción por ser su paisano, y mayor aún por ser hijo de esta hermosa ciudad caribeña, madre de tantos vástagos extraordinarios sin cuento.


LA FAMILIA
“En la infatigable Santiago de Cuba” –cual la calificaría Martí-; en el escenario natal del gran bardo y patriota José María Heredia; en la cuna -y pesebre, ¿por qué no?- de tantas gloriosas personalidades de nuestra historia, nació Francisco Javier, el 28 de diciembre de 1836, justo en uno de los hogares más ilustres de la ciudad, el formado por el matrimonio del célebre jurista Hilario de Jesús Ramón Cisneros Saco, y de María Concepción Correa Miyares.
Don Hilario –hijo, a su vez, del constructor e inspector de obras militares, Manuel Ramón Cisneros, y de Josefa Saco López de Anaya, tía del gran polígrafo bayamés José Antonio Saco- fue director de la Real Sociedad Económica Amigos del País, de Santiago de Cuba (1832-1834, por lo menos), y socio corresponsal de la de La Habana, abogado de la Real Audiencia y Chancillería [sic] del Distrito; juez delegado del Juzgado de Bienes Difuntos para Santiago de Cuba y la jurisdicción;  asesor del Juzgado Privativo de los reales cuerpos de Artillería e Ingeniería, asesor interino de guerra del gobierno de la provincia, asesor comendatario del Departamento Oriental y abogado de los ilustres colegios de Madrid y de Santiago de Cuba, profesor académico de la Academia de Legislación y Jurisprudencia de Madrid.
Doña María Concepción era célebre por ser hija del brigadier Sebastián Correa, ex capitán general de la metrópoli española en Costa Firme, y nieta, por línea materna, del mariscal Fernando Miyares –que fue gobernador de Zulia y también capitán general de Venezuela-, y de Inés Mancebo, la santiaguera que amamantó a Simón Bolívar, el libertador de Hispanoamérica.
De tal progenie, no sólo surgió Francisco Javier, sino, igual, sus hermanos: Hilario de Jesús (SC,1826-Nueva York,1892), Manuel (SC,1827-SC,1866) –líder independentista en La Habana y en el exilio, el primero; mártir revolucionario, el segundo, y ambos célebres abogados -, Ramón, joven médico y patriota (SC,1828-La Habana,1858), Inés (SC,1830-París¿?), la ilustre esposa del no menos famoso jurista y patriota Gonzalo Villar y madre del doctor Francisco Villar Cisneros, célebre cirujano del páncreas en París; Juan Nepomuceno (SC, 1831-Nueva York, ¿?), médico destacado y sobresaliente independentista, junto a sus hermanos y a José Martí; Alonso (SC,1834- gloriosa manigua oriental, 1869), ingeniero civil, mártir insurrecto de la Guerra Grande; Fernando (SC,1838-¿?), separatista apresado en un conato de invasión a la Isla, recluso político por varios años, exiliado activo contra la tiranía española en Cuba, en los años posteriores; Eduardo Gonzalo (SC, 1840-Nueva York, 1871), médico, excelente luchador separatista, artífice, junto a su hermano Javier, de varios clubes recolectores de auxilios patrióticos y organizadores de expediciones de apoyo a la insurrección en Cuba; Úrsula (SC, 1843-¿?), magnífica colaboradora en la gesta independentista del 68 y del 95.
Todos convencidos abolicionistas, que dieron libertad a sus esclavos desde 1865.
FRANCISCO JAVIER, EL INGENIERO
Tras vencer sus estudios primarios y parte de los secundarios en su natal Santiago de Cuba, un día de abril de 1857, Francisco Javier Cisneros se presentó a examen de suficiencia en la única academia de ingeniería existente por entonces en Cuba, y “aprobado que fui, recibí mi diploma” de ingeniero civil…
Nueve meses después, el rico propietario Miguel Aldama le dio la construcción de un ramal del ferrocarril de Matanzas, que realizó bajo su pleno liderazgo. Así pues, aún con 21 años de edad empezó a dirigir la construcción de vías férreas, labor en la que sobresalió por haber proyectado y ejecutado obras tales como: los ferrocarriles de Cárdenas a La Esperanza, de Trinidad a Sancti Spíritus, del Oeste (Habana-Pinar del Río), de Remedios a Sancti Spíritus; además del muelle del puerto de Casilda, también en la jurisdicción espirituana; todo esto, dentro de su país.
Monumento erigido en su honor. Medellin, Colombia






Años más tarde, en el exterior, se erigiría en portento de la ingeniería y precursor de las verdaderas bases  de la modernidad -pues nada menos que eso significaba el ferrocarril por aquellos tiempos- en Colombia; allí acometió obras como el camino de hierro de Puerto Barrio a Medellín, considerado como una revolución de la ingeniería civil en aquella hermana nación, dada las soluciones aplicadas a retos que parecían insalvables. También, el ferrocarril del Cauca (costa del Pacífico colombiano), trunco a los 50 km. de su realización por causa de una revuelta militar; el tramo del ferrocarril de Girardot, desde la cabezada navegable del río Magdalena hasta Bogotá, así como parte del ferrocarril de El Dorado.
Construyó y operó el tranvía de Barranquilla,fue iniciador de los trabajos del Ferrocarril de Antioquía y canalizó la parte superior del Magdalena, para hacerle navegable.
El Perú también le vio en sus quehaceres constructivos, allí, al igual que en Colombia, inscribió indeleble su nombre -y el de Cuba- en los kilómetros de rieles y traviesas tendidos por selvas y sabanas, lomas y hondones de la geografía extraordinaria del otrora país de los incas.
Miembro de la Sociedad Americana de Ingenieros, desde mayo de 1872, lo fue, asimismo, de la Institución de Ingenieros Civiles de Londres (desde 1884), y desde ambas organizaciones luchó denodadamente por desarrollar el transporte ferroviario de vía estrecha en los países pobres (especialmente los hispanoamericanos), como estrategia básica para un sostenido desarrollo económico.
EL PERIODISTA
Cuando los propietarios habaneros se convirtieron del reformismo al separatismo, por fuerza de los reiterados engaños del gobierno de España, los más ilustres liberales de la Capital, en marzo de 1868, decidieron aplicar la eutanasia a lo que había sido hasta ese entonces el vocero y símbolo del reformismo cubano: el periódico El Siglo. En su lugar, crearon el órgano La Opinión, que luego fue el joven y afamado periódico El País, a cuyo frente colocaron -no por gusto- a Francisco Javier Cisneros Correa, quien era –al decir del culto periodista Rafael Merchán- uno de los jóvenes más cultos de La Habana, profundo conocedor del idioma español, del griego, del latín, del inglés y otras lenguas extranjeras, gran estudioso de la literatura, la historia y de la política; versado ya en el ejercicio de la opinión periodística, y quien ya –desde 1865- se había declarado enemigo jurado del colonialismo español en la Isla, y por lo mismo declaró que en aquel periódico no habría más propaganda reformista ni autonomista...
En efecto, desde el primero momento, Francisco Javier imprimió a las páginas de El País una propaganda tal, que el fervor de la juventud habanera por la revolución desde los días previos al 10 de Octubre puede atribuírsele en buena medida a los efectos de esa labor patriótica de El País, al punto que el mismísimo capitán general Francisco Lersundi, a fines de octubre de 1868 lo acusó de divulgar la doctrina revolucionaria y alentar la insurrección de los orientales.
Como periodista, fue el primero que estableció en Cuba una red de corresponsales en casi todo el país para su periódico, no obstante de ser, también, un pretexto para crear agencias revolucionarias dirigidas desde La Habana.
Mucho escribió por entonces el joven ingeniero, como después lo hizo en el exilio, ora en los Estados Unidos, ora en Colombia o el Perú, en Francia e Inglaterra, con su obra culminante, en tal sentido, que fue “La verdad sobre los sucesos de Cuba”, vibrante y viril defensa del derecho de los cubanos a luchar por su independencia, y clarificación de los principales sucesos de la contienda armada del 68, hasta 1871.
EL PATRIOTA, EL REVOLUCIOARIO
La lógica indica que debió ser desde antes cuando comenzó a sentir la necesidad de sacudir la dominación española en Cuba y a tener la convicción de que sólo podría lograrse por método revolucionario, pero en el año 1865 –como ya hemos dicho anteriormente-, Francisco Javier dio a conocer su primer proyecto revolucionario con respecto a la Isla, con un plan de invasión concebido con su amigo Plutarco González, en Nueva York, a donde viajó con tal propósito.
En noviembre de 1868, proyectó y dirigió los alzamientos de La Habana (que fracasó por la premura del indomable patriota Agustín Santa Rosa) y de Vuelta Abajo (Pinar del Río), también malogrado por la inexperiencia de los encartados, razón por la que –descubierto- tuvo que huir hacia los Estados Unidos.
En esta vecina nación armó varias expediciones para auxiliar a los rebeldes cubanos, y en total trajo para ellos más de 18 000 armas largas y millones de pertrechos para estos y otros fusiles, cañones con sus parques respectivos, centenares de revólveres, pólvora, miles de espadas y machetes, tiendas de campaña, capas, numerosísimos materiales sanitarios y centenares de hombres, todo lo cual dio gran respaldo a la revolución en sus inicios.
Por todos esos méritos acumulados –incluido el pasar más de tres meses de mambisado en la manigua redentora, después de traer la invasión del “Perit”, en mayo de 1869, y el haber protagonizado audaz salida por el puerto de la ciudad de Santiago de Cuba, disfrazado de fogonero de un buque-, el presidente Céspedes le otorgó el grado de general de brigada del Ejército Libertador.
Organizó sociedades de apoyo a la revolución cubana en Centroamérica,  Colombia y Venezuela, pero ni su historial ni su fervor patriótico evitaron que fuera víctima de las intrigas y de las muchas bajas pasiones, que, entre cubanos, a veces crecen exuberantes.
Dos respuestas tuvo para ellas: una, estas palabras, salidas de su limpia conciencia y sincero corazón: “Vivir mezclados en escandalosas algarabías es un sacrificio que no lo exige el patriotismo; lo que el patriotismo manda es unirse los hombres de bien”; la otra  -tal vez criticable- fue la de apartarse de la organización de los auxilios expedicionarios, e irse a establecer en Colombia y en el Perú, desde donde, sin embargo, continuó ayudando de alguna manera a la insurrección cubana.
En 1895, dio poderoso concurso a la revolución. A Tomás Estrada Palma, delegado plenipotenciario de la República de Cuba en Armas en Estados Unidos, le da a conocer que él estaba consiguiendo varios cañones y proyectiles, como este le había solicitado; también cumple con la recolección de fondos en Francia, con el boricua Ramón Emeterio Betances, y aconseja nunca emplear la amenaza para tal fin:
[…] recogí dinero para las expediciones y nunca amenacé a nadie”, procedimiento que calificó de bajo y contraproducente.
Moviliza toda su influencia y recursos en Sudamérica: “Ayer escribí a Barranquilla [Colombia], a mi agente para que aumente el importe mensual de la cuota con que contribuye él en mi nombre, para el club [patriótico] de allí, y también a Argilagos para que apure algo a los amigos y remitan alguna suma.”
Amigo personal del presidente de Perú, le pide recursos para la insurrección cubana, y, en igual sentido, a su amigo y compañero Rafael María Merchán, en Bogotá.
Alaba la constitución de comisiones recaudadoras, pero critica su publicación en la prensa; procura enviar al general Polanco (colombiano), con una expedición, a pelear a Cuba; contrata más armas y pertrechos. Propuso, además, un sistema de contribuciones mensuales “para que nadie se arruine ni canse de contribuir”, y ofrece un buquecito propio para la causa, y recomienda mandar al ciudadano Butron a Cuba a volar barcos y poner torpedos en puertos…
“Hago cuanto se me ocurre –dice-  para prestar eficaz cooperación”.
En referencia a la organización de la guerra, critica la adoptada, y señala al respecto: “[…] es la de Martí, muy buena para conspirar, deficiente para guerrear”; en consonancia propone: “El gobierno de Cuba debe organizarse, en mi concepto, a manera del gobierno provisional que organizaron los chilenos para la revolución que hicieron a Balmaseda, a saber: un presidente, un vice, un secretario de Hacienda y Tesorero; otro de Guerra, otro de Relaciones Exteriores. Que se dejen de cámaras y enredos. Máximo Gómez que sea el presidente y director de la guerra, Maceo vicepresidente, y secretarios los que ellos crean competentes”; pero aspiraba, para la hora de libertad, a un gobierno republicano y democrático, de gran vocación humanista.
Se autopropuso subdelegado de la junta revolucionaria, y señala cómo desde el estallido de la guerra ha ofrecido su concurso a la revolución, aunque sólo le dieron la agencia de París y, luego, Londres.
Murió pobre, en Nueva York, en julio de 1898, a los 62 años de edad, este gran hombre que dio Santiago de Cuba para todo el país, para América, para el mundo.
Su olvido, en la posteridad, es injusto y verdaderamente inexplicable. Este hombre debiera ser recordado cotidianamente en Cuba y América por sus muchas grandezas, ya como extraordinario patriota, ora como célebre ingeniero civil americano; también como extraordinario periodista; incluso, como ciudadano del mundo, calificativo que él mismo se diera…

2 comentarios:

  1. 120 AÑOS DE LA MUERTE DE FRANCISCO JAVIER CISNEROS

    Profesor.
    Desde Barranquilla, Colombia, Ciudad que honró a Francisco Javier Cisneros como "El Regenerador de Barranquilla", un cordial saludo.
    Junto con el Licenciado Helkin Núñez, hemos dedicado mucha de nuestra vida a investigar alrededor de la figura de este Santiaguero a quien mucho le debe Colombia, pero igual o más, la Independencia Cubana.
    Nos gustaría establecer contacto con Usted para compartir materiales y textos sobre este Ingeniero.
    Hemos depositado algunos libros y periódicos en la Casa Maceista de Santiago de Cuba dedicados a este personaje.
    Estamos haciendo gestiones para pode estar en Santiago con ocasión del Festival del Caribe y las Fiestas del Fuego para presentar un ejercicio sobre crónicas históricas, la última de ellas, dedicada a recrear los últimos siete días de vida de Cisneros en Nueva York donde fallece el 7 de Julio de 1898.
    Esperamos poder intercambiar ideas, materiales e información para recuperar para Cuba y Colombia la memoria de este Jefe de Mar.

    Nuestra dirección electrónica es moisespinedasalazar@yahoo.com

    Cordialmente,

    MOISES PINEDA SALAZAR.

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  2. Por cierto, respecto de sus anotaciones " “La verdad sobre los sucesos de Cuba”, vibrante y viril defensa del derecho de los cubanos a luchar por su independencia, y clarificación de los principales sucesos de la contienda armada del 68, hasta 1871." quiero compartir con Usted la adquisición de un ejemplar de dicha obra que pude conseguir en el mercado mundial de libros.

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