Por: David Mourlot Matos
Mitos… irrealidades
Si realizamos una búsqueda en la red bajo el término
“un cubano en el polo norte”, hallaremos, entre otras, una entrada en la
enciclopedia electrónica cubana, Ecured [22]; una crónica en la edición digital
de Juventud Rebelde
[19]; y una en el portal CubaAhora,
del cronista Ciro Bianchi [20]. Todos estos trabajos reproducen, palabras más,
palabras menos, la misma versión –con muchos errores y omisiones-, acerca de lo
que sucedió al Dr. Joaquín D. Castillo y el resto de sus compañeros, después
del incendio del Rodgers.
El mito, ya aceptado como cierto, va más o menos así:
“A los expedicionarios del Rodgers no les esperaba una suerte mejor [que a los del Jeannette]. Lucharon durante
dieciséis meses contra la adversidad, pero la mayoría murió de frío, hambre y
escorbuto…De aquellos 35 expedicionarios, solo Castillo Duany y dos compañeros
sobrevivieron. Atravesaron la Siberia rusa hasta llegar a la península de
Kamchatka. Cruzaron el estrecho de Bering y arribaron al poblado de Sitka, en
Alaska. Su próxima escala sería San Francisco, de donde habían partido. Nadie
los esperaba. Cuando se supo la noticia, fueron acogidos como héroes.” [19]
La calidad de la narración es excelsa; mas, como veremos,
la historia que cuentan nuestras fuentes es radicalmente distinta.
Salvados por los nativos
A penas los hombres tocaron tierra, la madrugada del
1de diciembre, dos guías de a bordo, nativos del lugar, emprendieron camino a
sus respectivas casas. En la mañana del día 2, regresaron donde los náufragos con
varios lugareños, y todos los trineos de la villa [14].
El Dr. Castillo nos ofrece los
detalles:
“La mañana que siguió a esa noche incómoda, los
nativos llegaron con sus trineos para llevarnos a su villa. Acomodé a los
enfermos, dejando a Morgan en el trineo al que yo iba asociado. Para darle una
idea de nuestra debilidad, solo necesito decir que nos tomó casi ocho horas
alcanzar la villa, que está a solo cuatro millas y media aproximadamente. Esto
no es sorprendente si toma en consideración que habíamos tenido muy poca comida
y nada de agua durante dos días. Hunt y la tripulación de su bote fueron
dejados en la playa para hacerse cargo de las cosas que no pudieron llevarse en
los trineos. Tres días después regresamos todos a la playa para cargar con los
botes. El trabajo más duro y frío que jamás haya realizado, y mi pie derecho
estaba muy congelado.” [14]
Inicialmente, los hombres fueron repartidos entre
las 11 chozas que componían la villa. Una nueva distribución fue necesaria,
cuando las otras villas que rodeaban la bahía de St. Lawrence también
ofrecieron su hospitalidad. Desde la villa de North Head, escribe Joaquín D.
Castillo:
“Al principio
fui para la casa de un nativo imprudente llamado "Sam" y durante la
primera semana no comí otra cosa que morsa podrida. Indagando descubrí que la
comida estaba mejor en las otras casas, así que sin ceremonias me mudé para la
casa del Capitán donde la comida es un poco mejor y casi nunca está podrida.”
[14]
Frío, hambre y aburrimiento
El plan del teniente de navío Robert M. Berry, era pasar
el invierno junto a los nativos y esperar el tiempo necesario hasta que la
ayuda llegara. Según sus cálculos, al inicio de la primavera se abriría la
temporada de los balleneros y alguno de ellos les llevaría a St. Michaels, Alaska.
Una vez allí, esperarían el trasbordo hasta San Francisco. A tal fin, los
hombres en North Head y otras villas de St. Lawrence debían dejar cartas en
distintos puntos de la Siberia, dando a conocer su situación. Los integrantes
de la partida dejada el 8 de octubre de 1881 en Serdze-Kamen, tenían que
reunirse con los demás, en North Head, en abril de 1882.
De acuerdo con este plan, los tripulantes del Rodgers debían permanecer, como
mínimo, otros cuatro meses en aquellos confines del mundo. De cómo era la vida
por allá, nos cuenta Castillo:
“La vida aquí es por supuesto monótona, y veinte de las
veinticuatro horas nos las pasamos tendidos sobre nuestras espaldas. Todos
añoramos algo que hacer, y especialmente algo que comer. Yo, por mi parte,
siempre tengo hambre. Me paso el día añorando una cosa u otra, y varias veces
he soñado que estaba en un buen restaurante disfrutando de una buena cena,
cuando me ha despertado nuestra anfitriona para un festín de carne de foca o de
morsa. Salvamos dos barriles de frijoles, dos latas de café, dos medios
barriles de azúcar y cinco de harina, y de vez en cuando nos permitimos el lujo
de un plato de sopa de frijol.” [14]
Si agregamos a esto, la añoranza de los seres y
lugares queridos, y las temperaturas entre -30 y -40º C, entonces podríamos entender
por qué Castillo habla de “…la vida horrible que estamos viviendo aquí…”.
En tales condiciones, tuvo que pasar Navidad y Año
Nuevo. Cómo fue, podemos imaginarnos gracias a este fragmento de su carta del
24 de diciembre, dos días después de haber cumplido los 23 años de edad: “Mañana, para celebrar la Navidad con la dignidad
que se merece, tendremos algo de sopa de frijol además de una taza de café.
¡Nada más imagíneselo! Estoy impaciente por que llegue el día.” [14]
Es fácil advertir la dosis de ironía en estas
palabras, pero qué otra cosa ayuda a salvar a un hombre reducido a semejante estado,
si no su sentido del humor.
La tragedia del capitán Putnam
Al enterarse por
los nativos del incendio en el Rodgers,
el subteniente Putnam, encargado de la partida dejada en Serdze-Kamen,
tomó unos trineos con provisiones y se dirigió a St. Lawrence. Entregó los
suministros y permaneció varios días allí, para permitir que sus perros se
recuperaran.
El 10
de enero, emprendió el regreso hacia la villa de Wood House. Era una pequeña
expedición con tres trineos, en uno de los cuales iban Joaquín D. Castillo y un
nativo llamado Ehr Ehren. Según William H. Gilbert, “el Dr. Castillo iba sólo
por el placer del viaje, y había hecho arreglos con un nativo en St. Lawrence
para que lo trajera de vuelta”. Por la
tarde, cuenta Gilbert, el clima se tornó muy peligroso, con fuertes ventiscas, el
aire estaba tan denso que “los que manejaban no podían ver a los perros guías”.
Los nativos perdieron el rumbo, pero siguieron esforzando a los perros hasta
las 6:00 p.m., cuando, finalmente, se vieron obligados a dar descanso a los
animales. Fue una noche de intenso sufrimiento, con temperaturas de -35º C, y sin ninguna protección del
viento. Castillo y los demás tuvieron que alternar entre pestañazos en los
trineos y pequeños recorridos para calentarse.
Al otro
día, decidieron regresar a St. Lawrence, y esperar allí hasta que el clima
mejorara.
En
algún punto del viaje de regreso, el subteniente Putnam, que iba manejando su
propio trineo, se desvió del camino de sus compañeros. Al llegar a la villa Nutapinwin,
los otros notaron su ausencia e inmediatamente salieron a buscarlo. Joaquín D.
Castillo quedó en la villa, en caso de que su amigo “Put” regresara…Nunca
llegó. Apareció tres días después, en el
mar. Muerto. Los intentos de recuperar su cuerpo fueron frustrados por el
hielo.
El Rescate
El Capitán Owen, comandante del vapor ballenero North Star, se enteró de lo sucedido
al Rodgers, y de la situación de
sus tripulantes, gracias a una carta dejada en Plover Bay por el subteniente
Howard S. Waring, oficial a cargo de los hombres alojados en las distintas
villas de St. Lawrence.
El 9 de mayo de 1882, el vapor North Star llegó a las costas de
North Head. Inmediatamente, Owen mandó un bote a tierra para entrevistarse con
el subteniente Waring, y puso el barco a su disposición. Se crearon las
condiciones para el alojamiento de los hombres y comenzó el rescate.
El 14 de mayo, cinco meses después de haber desembarcado
forzosamente en St. Lawrence, los
tripulantes del Rodgers
abandonaron North Head. Al mediodía del 15, se encontraron con el vapor Thomas Corwin, y fueron trasbordados
a este último, el cual se encargó de llevarlos a casa.
El New
York Herald, en artículo del 22 de junio de 1882, reportó la
llegada, el día 3 de junio, de 31 miembros (5 oficiales y la totalidad de sus 26
marineros) de la tripulación del Rodgers
al poblado de Sitka, en Alaska. [17]
(Faltaban Charles F. Putnam, fallecido en un trágico
accidente de trineo; el teniente de navío Robert M. Berry -Capitán del Rodgers- y su acompañante, el
alférez Henry. J. Hunt, quienes decidieron quedarse, y continuar la búsqueda de
sobrevivientes del Jeannette. Quedó,
además, el periodista William H. Gilder, quien, según su libro, completó “un viaje en trineo a través de la Siberia”.)
Como hemos
visto, transcurrieron cinco meses –no dieciséis- entre el abandono del barco
(30-11-1881) y el rescate del North Star (14-5-1882). Además, la mayoría de
la tripulación del Rodgers no
murió -ni de frío, ni de ninguna otra causa. De hecho, aparte del subteniente
Putnam, las únicas pérdidas -no materiales- del Rodgers fueron: los cerdos “Miguel Angel” y “Rafael”; las gatas
“Fryna”, “Afrodita” y “Proserpina”; y los perros “Billie Stuart” y “Riley” (a)
“el tuerto” –éste último muy querido de todos. [8]
Asimismo, la
anécdota de Joaquín Demetrio y otros dos compañeros atravesando toda la Siberia
del sur hasta la península de Kamchatka, aunque atractiva, no es cierta; por
dos razones de mucho peso. La primera es que, estando a salvo con los nativos de
la región de St. Lawrence, donde solían llegar barcos norteamericanos, y a donde
se les había ordenado permanecer, es poco probable que Castillo –a pesar de su
juventud y espíritu aventurero- se
arriesgara a emprender un camino tan largo y difícil hasta la península de
Kamchatka. (La suerte de subteniente
Putnam y de los tripulantes del Jeannette demuestra que viajes mucho
más cortos podían resultar letales.)
La segunda es que el mencionado artículo del New York Herald relaciona a
“J. D. Costello” (obviamente, un error tipográfico) como uno de los oficiales
del Rodgers arribados en el
Thomas Corwin al poblado de Sitka, Alaska. [17]
Reconocer este hecho pudiera quitar, tal vez, un
poco de épica a las aventuras polares del joven doctor santiaguero -tal y como nos
las habían relatado. Sin embargo, nos permite avanzar en dirección a la verdad
y, de camino, reconocer otra hazaña del célebre doctor cubano.
En el regreso,
una última hazaña
Antes de su llegada a San Francisco, Joaquín
Demetrio tendría otra oportunidad de honrar su juramento de graduado, y
realizar un servicio humanitario digno de alabar. Al llegar a Sitka, Alaska,
los tripulantes del Rodgers supieron
de un brote de sarampión negro y fiebre escarlata, que estaba causando grandes
estragos, sobre todo entre los niños de la población mestiza rusa. La situación
se vio agravada por las malas condiciones de las familias, y por el hecho de no
contar con médicos en la zona. (El puesto de la guardia marina había quedado
sin doctor.) Otro factor que conspiraba para la propagación de la enfermedad
era la ley del licor, la cual prohibía la prescripción de cualquier tipo de bebida
espirituosa, incluso para fines médicos. [16]
Ante esta dolorosa
situación y el peligro de que se extendieran las epidemias al resto de la
población, los doctores del Rodgers,
Joaquín D. Castillo y Meredith D. Jones,
se hicieron cargo del asunto, aliviando a los enfermos mientras duró su
estancia en la zona: unos 18 días aproximadamente.
Conclusiones
Castillo
y el resto de sus compañeros arribaron a San Francisco el 23 de junio de 1882 [18], un año y siete días después de su
partida. El hecho fue reflejado, y su historia contada por algunos de los
rotativos más importantes de la época en los Estados Unidos [9]. Aunque no
sabemos de ningún gran recibimiento en calidad de héroes.
Varios
historiadores afirman que durante el tiempo que vivió junto a los nativos, tomó
algunas notas que luego publicó en un libro titulado: “Hábitos e higiene de los
esquimales”. No pudimos corroborar esta afirmación.
Joaquín
D. Castillo Duany se licenció de la Marina de los Estados Unidos, el 1 de
octubre de 1883, siendo aún Cirujano Asistente [23] [24]. En los años sucesivos,
regresó a su ciudad natal, fue empleado de una compañía minera norteamericana
en Daiquirí, al este de Santiago de Cuba. Desempeñó una labor revolucionaria
destacada al servicio de Cuba, durante la Guerra del 95. Fue constituyentista
en Jimaguayú e invasor a Occidente, con el general Maceo; todo lo cual le valió
su ascenso al grado de general de brigada del Ejército Libertador. En el
exterior, ocupó los cargos de subdelegado del Partido Revolucionario Cubano y
jefe del Departamento de Expediciones –varias de las cuales trajo él personalmente.
Tuvo una muerte prematura, el 21 de noviembre de 1902, aún sin cumplir los 44
años de edad [21]. Cuánto influyeron en lo uno y en la otra, las peripecias de aquel
duro año en el polo norte, aún está por determinar…
Webgrafía y
referencias
1- OFFICER/CREW LISTS, en Log Books of the United
States Navy, 19th and 20th Centuries USS Rodgers – June to November 1881,
Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
2-List of Officers Who Died, en Log Books of the
United States Navy, 19th and 20th Centuries USS Rodgers – June to November
1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
3- LOGS FOR AUGUST 1881, en Log Books of the United
States Navy, 19th and 20th Centuries USS Rodgers – June to November 1881,
Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
4- LOGS FOR
SEPTEMBER 1881, en Log Books of the United States Navy, 19th and 20th Centuries
USS Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
5- LOGS FOR
OCTOBER 1881, en Log Books of the United States Navy, 19th and 20th Centuries USS
Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
6- LOGS FOR
NOVEMBER 1881, en Log Books of the United States Navy, 19th and 20th Centuries USS
Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
6- THE RODGERS.
RETURN OF HER CREW—THEIR ADVENTURES. Some Account of Arctic Research—Loss of
the Ship by Fire— The Relief, en en Log Books of the United States Navy, 19th
and 20th Centuries USS Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
7- ADDENDUM OF
CONTEMPORARY BACKGROUND INFORMATION, en Log Books of the United States Navy,
19th and 20th Centuries USS Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
8- PETS ON
BOARD, en Log Books of the United States Navy, 19th and 20th Centuries USS
Rodgers –June to November 1881, Alaskan waters,
http://www.naval-history.net/OW-US/Rodgers/USS_Rodgers-1881.htm
9- RODGERS IN
THE MEDIA, en Log Books of the United States Navy, 19th and 20th Centuries USS
Rodgers – June to November 1881, Alaskan waters,
10- A Lengthy
Deployment: The Jeannette Expedition in Arctic Waters as Described in Annual
Reports of the Secretary of the Navy, 1880-1884.
http://www.history.navy.mil/library/online/jeanette.html
11- "Arctic
Expeditions - The Jeannette, the Rodgers, and the Alliance," from the
Annual Report of the Secretary of the Navy, November 28, 1881. (Washington, DC:
US Government Printing Office, 1881): 6-10.
http://www.history.navy.mil/library/online/jeanette.html
12- "The
Jeannette Expedition" from The Annual Report of the Secretary of the Navy,
for the Year 1882. (Washington, DC: US Government Printing Office, 1882):
15-19.
http://www.history.navy.mil/library/online/jeanette.html
13- "The
Jeannette Expedition," from the Annual Report of the Secretary of the Navy
for the Year 1884. vol.1 (Washington, DC: US Government Printing Office, 1884):
21.
http://www.history.navy.mil/library/online/jeanette.html
14- Gilder,
William Henry, "Ice-pack and tundra, an account of the search for the
Jeannette and a sledge journey through Siberia", 1883.
https://archive.org/details/icepacktundraac00gild
Carta de Joaquín
D. Castillo a Meridith D. Jones, en "Ice-pack and tundra, an account of
the search for the Jeannette and a sledge journey through Siberia", de
William H. Gilder, 1883, páginas 132-134
https://archive.org/stream/icepacktundraac00gild#page/132/mode/2up/search/133
y
https://archive.org/stream/icepacktundraac00gild#page/134/mode/2up
15- KOFOID,
CHARLES A. y KOFOID, PRUDENCE W., "American Explorations in the Ice
Zones", 1884. http://www.archive.org/details/americanexploratOOnourrich
16- "News
from Alaska", The New York Herald, 22 de junio, 1882.
17- "The
loss of the Rodgers, a thrilling story of disaster from the artic sea",
The New York
Herald, 22 de
junio de 1882.
18- "Crew of
the Rodgers at San Francisco", The New York Herald, 24 de junio, 1882.
19- "Un cubano en el polo", Ciro Bianchi,
http://www.cubanow.net/es/articles/un-cubano-en-el-polo
20- "Un cubano en el Polo Norte",
http://www.juventudrebelde.cu/columnas/lectura/2008-01-20/un-cubano-en-el-polo-norte/
21- "Primer cubano que pisó el Polo Norte", Joel
N. Mourlot Mercaderes,
22- José Joaquín Castillo Duany, en Ecured,
http://www.ecured.cu/index.php/Jos%C3%A9_Joaqu%C3%ADn_Castillo_Duany
23- US Navy
Officers (1798-1900), en Officers of the Continental and U.S. Navy and Marine
Corps, 1775-1900, http://www.history.navy.mil/books/callahan/reg-usn-c.htm
24- Register of
commisioned and warrant officers of the United States Navy and Marine corps and
others, 1882.
25- Register of
commisioned and warrant officers of the United States Navy and Marine corps and
others, 1883.
26- Register of
commisioned and warrant officers of the United States Navy and Marine corps and
others, 1884.
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