Páginas

sábado, 25 de octubre de 2014

¿Quiénes, cuándo y por qué, hablaron mal de Maceo? (VI)



El final no deseado de aquel proyecto continuador, alentado en Baraguá, -a causa, entre otras, de la salida del general Maceo al extranjero; el fracaso de su misión para allegar recursos humanos y materiales, y traerlos a la manigua, así como también la capitulación del Gobierno Provisional-, como era de esperarse, animó una nueva oleada de ataques personales contra Maceo...

Así, el 12 de junio de 1878 – aún en pleno ejercicio de su empresa de captación de auxilios para los combatientes en Cuba -, un reportero del periódico neoyorquino Las Novedades, le insinuó al general Maceo el que éste había capitulado ante Martínez Campos[1] , y, no obstante la diáfana negativa de Maceo, algunos individuos más insistieron en esa versión, como fue el caso del Sr. Manuel Dueñas, quien – conforme la carta del general cubano a Camilo G. Moore, del 27 de agosto de 1880 – seguía divulgando que la salida de Cuba por parte de Maceo, el 8 de mayo de 1878, había sido mediante un compromiso de éste de no volver a hacerle la guerra a España; así como también, de que Maceo había recibido por ello una cantidad de dinero de las autoridades españolas de la Isla[2].
También, el Boletín Mercantil, de Puerto Rico, con fecha 11 de junio de 1880, abrazó esa versión[3]
Cabe preguntarse, entonces ¿salió Maceo capitulado de Cuba? Y ¿recibió dinero de las autoridades coloniales del país?
De acuerdo con el acta de la reunión del Gobierno Provisional, del 18 de abril de 1878, no salió el general como capitulado, sino por una orden de este órgano ejecutivo, para cumplir una comisión de suma importancia en el exterior, a propuesta del Dr. Félix Figueredo, quien, en larga introducción a los miembros del gabinete, y de cálidos elogios al hombre que consideraba idóneo para que , con plenos poderes, “sin trabas de ningún género [...] exponga la grave situación por el reducido número [de] los que sostenemos nuestros principios, sin ningún concurso contra un Ejército formidable[...][4]. Y agregó el médico mambí: ”[...] que se atreve a recomendar para el desempeño de tan indispensable comisión al mayor general José Antonio Maceo, que por sus importantes servicios, su brillante historia militar y su reconocida honradez, hace que todos los patriotas tengan en él entera confianza [...][5].
Con visión futura, el brigadier Figueredo, también dijo:”[...] que parece que puede haber aquí una fuerte conmoción, si se le nombra (a Maceo) para este objeto, pero cuando la patria está en peligro es obligación  operar todos los medios para alcanzar altos fines.”[6]
Aporta más aún, al decir: “[...] que al separar al General Maceo para una comisión tan importante al extranjero podría acarrearse un conflicto por los descorazonados, pero que no era esperable porque ellos comprendían que para una empresa de este género era necesario un hombre de acción que reuniera además todas las simpatías, que si bien  era verdad que en momentos tan supremos dejaba el campo de la lucha, también lo era que acometía otra empresa de mayores peligros.”[7]
El acta concluye del siguiente modo: “Oído el parecer del Dr. Figueredo, se le permitió retirarse, y entonces el coronel  (Fernando Figueredo) Secretario  del Gobierno dijo que tan  trascendental asunto debía analizarse de inmediato”, y apoyó la propuesta del médico.[8]
Para más información, el 3 de mayo de 1878, el presidente Calvar envió a Maceo la credencial e instrucciones de la comisión que iban a cumplir, y le ordenó, asimismo, hicieran uso de los medios de transporte que Martínez Campos puso a disposición de dicho Ejecutivo[9]..
Y previendo incomprensiones e infeliz desenlace de la misión, el 8 de mayo de ese año 78–, el mismo día de la salida de la comisión para Jamaica-, el Gobierno Provisional expidió su “Manifiesto a los Cubanos de la Emigración”, cuyo texto indicaba:
 “Marcha el Gral. Maceo al extranjero cumpliendo orden de su Gobierno y éste espera, en nombre del pueblo que representa y en obsequio de vuestra misma dignidad, que todos os ocupeis a su rededor. Para el mejor desempeño de la misión que se le confía se ha dispuesto le acompañen algunos jefes de nuestro ejército.”[10]
Y señala el documento, igualmente:
                                        Si estuviera decretado por el destino que los esfuer-
                                        zos titánicos que ha hecho Cuba durante dos lustros
                                        por conseguir su libertad, se reduzcan a la nada,
                                        habremos al menos cumplido con nuestro deber,
                                        tendremos derecho si tal sucediere, a levantar
                                        nuestra voz en son de protesta contra todos: pues
                                        todos excepto nosotros, serán responsables de que
                                        la enseña que levantó el inmortal Céspedes [...] se
                                        hunda para siempre, y que de  la causa de la indepen-
                                        dencia de Cuba, sólo pasen a la posteridad los sa-
                                        grados principios, la heroicidad de sus hijos y el re-
                                        cuerdo de sus mártires.[11]
No es abundancia vana, recordar las declaraciones del propio Maceo, ante las aseveraciones tendenciosas al respecto: Yo no cedí al Pacto (de Zanjón) ni a la situación…
                                        … angustiosa de aquellos días fatales; salí al extran-
                                         jero, y no me avergüenza confesarlo, engañado por
                                         mis amigos y compañeros más queridos, quienes,
                                         según una carta del doctor Félix Figueredo, al Gene-
                                         ral Máximo Gómez, que conduje sin saberlo a Jamai-
                                         ca, prefirieron sacarme del país, a que pereciera en
                                         los campos de Cuba.
                                         [...]
                                         En atención a los ofrecimiento de espera que me hi-
                                         zo Calvar, acepté la misión que dejo expresada, con-
                                         vencido de que dentro del plazo acordado entre él y
                                         yo, podría volver a mi puesto con los elementos que                
                                         ofrecieran las emigraciones de los Estados Unidos
                                         y Jamaica.
                                         Hago esta aclaración para que se conozcan los he-
                                         chos que precedieron  al último desarme de la Re-
                                         volución.[12]
Ahora bien, ¿hizo Maceo algún compromiso de sumisión a España, o de no levantarse más en armas contra el dominio de ese país sobre Cuba?    
Ya, en la propia orden que acompañó al Sr. Emilio Brutón, capitán del buque Fernando el Católico, para trasladar a Maceo hasta Kingston (Jamaica), escribió el general Martínez Campos: “En el caso, no probable, de que Don Antonio Maceo desease volver, no será admitido si no presta sumisión al Gobierno ante el cónsul español en el citado puerto.”[13]
En su ya referida réplica al Boletín Mercantil, de Puerto Rico, Maceo apuntó:
“El general Martínez Campos dejaría de ser un caballero si dijera que he celebrado con él convenio, negociaciones o compromiso de ningún género; y [...] no puede haber dicho de mí más que lo que pertenece, hasta ahora, al dominio público. El general Martínez Campos, así como sus demás paisanos, saben que he sido, soy y seré: independentista sin condiciones”[14]
A su vez, en la refutación a lo dicho por el Sr. Manuel Dueñas (carta a Camilo G. Moore, del 27 de agosto de 1880), lo dijo  de modo similar:” Ni un solo español ni cubano podrá  decir sin que falte a la verdad, y sin que aparezca como un miserable calumniador, que he contraído compromisos con las autoridades [...] El general Martínez Campos, mejor que nadie, podrá dar un mentís a la versión del Sr. Dueñas [...]”[15]
Los hechos ofrecen un fuerte soporte a las palabras de Maceo; es decir: no regresó a la Isla, lo cual debe considerarse como su no sumisión; se mantuvo conspirando y dispuesto constantemente a invadir el país y, de hecho, siempre le hizo saber a los mandos españoles tal disposición, que para evitarlo siguieron dando curso a sus numerosos planes para asesinarle –urdidos todos por el gobierno colonial en Cuba-; en fin, señales indiscutibles de quién era, en realidad, el enemigo más peligroso que tenía la Corona ibérica para mantener su soberanía sobre la isla, y, a la vez, de los objetivos perseguidos por dichas autoridades con todas esas afirmaciones falsas...



[1]  Ideología Política. Vol. I, p.115
[2] Ibidem, p.173.
[3] Ibidem, p.165.
[4] ANC. Fondo Donativos y Remisiones: Leg. 99 n.400.
[5] Ibidem.
[6] Ibidem.
[7] Ibidem.
[8] Ibidem.
[9]  Cuadernos de Historia de la Salud Pública n. 56; pp 87-88.
[10]  Papeles de Maceo. Tomo II, pp. 107-108. Academia de la Historia. Ed. Ciencias Sociales; La Habana, 1998.
[11]  Ibidem.
[12]  Cuadernos de Historia de la Salud Pública n. 56; p.101.
[13]  Ideología Política. Vol. I, p. 117 ( Pie de página).
[14]  Ibidem, p. 165.
[15]  Ibidem.

No hay comentarios:

Publicar un comentario