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sábado, 24 de diciembre de 2011

La vida útil del general mambí Tomás Padró Sánchez Griñán


Descendiente de dos familias de rancio abolengo, dotado de un talento demostrado, que le valió brillar en sus estudios, Tomás Padró Sánchez Griñán pudo hacer carrera esplendorosa en Cataluña, pero –como fue común en la sociedad de Santiago de Cuba, en los siglos XVIII y XIX- decidió regresar a su terruño natal, supeditar, en buena medida, los grandes ofrecimientos al deseo de estar junto a su familia y a la Patria Chica;  subordinar el gran éxito, a su patriotismo…
Nació Tomás, el 25 de diciembre de 1854, en la ciudad de Santiago de Cuba, primogénito de los seis vástagos de la familia formada, de una parte, por el licenciado Tomás Padró Sirerol, del linaje de la Casa Padró, conquistadores de Aragón, Cataluña y Valencia contra los moros, desde 1292, y convertidos por tales en caballeros y gentil-hombres del reino; de la otra, por Magdalena Sánchez Griñán y Carbonell, hija de uno de los notables próceres santiagueros –de origen hidalgo, también-, el coronel Francisco Sánchez Griñán.
En la propia Santiago de Cuba cursó sus estudios de primaria (elemental y superior), así como también parte de los secundarios, pero pronto fue enviado por sus padres a estudiar al Colegio Carreras, de Barcelona, de donde egresó con premio, por su brillantez, tras lo cual venció los estudios de Química Inorgánica y Farmacología, en la universidad catalana, con premio en 1873 (en certamen de Química Inorgánica), en 1875 (en lid de operaciones farmacéuticas), y en septiembre de ese propio año, en que ganó el Premio Extraordinario de la Licenciatura.
Tan sobresaliente estuvo en sus estudios, que, a poco de graduado, la Sociedad Médica El Laboratorio lo hizo miembro de número, como también la Sociedad Médico-Farmacéutica de Barcelona y el Colegio Médico de esa misma ciudad, desde el 29 de enero de 1876.
Sin embargo de tantas perspectivas que eso suponía, se vino a su natal Santiago de Cuba, donde fue empleado como farmacéutico del hospital militar de la ciudad, en momento en que se libraba aún la denominada Guerra de los Diez Años.
De inmediato, colaboró con el bando insurrecto, auxiliándolo con medicina, vendajes y productos químicos útiles para las acciones bélicas; pero, descubierto por las autoridades coloniales, se vio obligado a tomar el camino de la manigua.
Integrado a las fuerzas de la Brigada Cambute (en la serranía de El Cobre), bajo el mando del entonces coronel insurrecto Leonardo del Mármol Tamayo, asistió a numerosos combates, participó en la Protesta de Baraguá y en los últimos memorables combates de Arroyo Municiones y Caobal I y II, tras los cuales finalizó aquella dura y gloriosa contienda, luciendo los galones de capitán del Ejército Libertador de Cuba.
Como la paz duró poco en la Isla, mínimo fue el tiempo de una vida distendida en Tomás Padró Griñán, quien, desde fines de 1878, conspiró con Guillermón Moncada y José Maceo, con el fin de reanudar la batalla por separar a Cuba de la tutela de España, y con los cuales salió nuevamente al campo, en la nueva guerra -ya como comandante y jefe del Estado Mayor del general Moncada-, el 26 de agosto de 1879, cuando el estallido en Santiago, hasta el Pacto de Celina o Confluente (Guantánamo), el 1 de junio de 1880.
En esa fecha –pese a las garantías ofrecidas por el mando español de los generales Ramón Blanco, Camilo Polavieja y Luis Pando, ante los cónsules de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, de permitirle viajar a la vecina Jamaica-, los combatientes cubanos fueron apresados en alta mar y enviados a prisiones españolas en la metrópoli y en otras posesiones de dicho país.
Internado primeramente en cárceles cerradas, Padró tuvo por límites, luego, la ciudad de Alicante y, finalmente Madrid, donde colaboró con Rafael María de Labra e ingresó (1881) en la Sociedad Abolicionista Española contra los remanentes de la esclavitud en Cuba.
Retornó a Santiago de Cuba en 1884; mas, imposible la vida para él en su país, se fue a Honduras (gran hogar de los cubanos proscritos), donde se puso a disposición de Máximo Gómez y Antonio Maceo, durante el plan de invasión a Cuba de ambos generales, además de ejercer la cátedra de Ciencias Físicas Naturales, en la universidad de esa nación centroamericana, hasta que en 1887 pasó a Panamá (otra patria adoptiva de los patriotas cubanos en exilio forzoso). Allí intimó más aún con el general Antonio Maceo y fue uno de los fundadores de una organización auxiliadora de los trabajos del independentismo cubano, la Sociedad Cooperativa Antillana.
Vuelto a Cuba en 1889, por orden de Gómez y de Maceo, para conspirar con el brigadier mambí Flor Crombet y el coronel Pedro Castillo, tiempo en el que se hizo cargo otra vez de su farmacia, sita frente a la Placita de Santo Tomás.
En 1890, conspiró con Maceo, en el denominado movimiento de “La Paz del Manganeso”, con el que este movilizó a los elementos separatistas de toda la Isla, y fue Padró, además, uno de los representantes de este jefe en los movimientos posteriores que desencadenaron el alzamiento del 24 de Febrero.
Por orden de Maceo, precisamente, se alzó el 1. de mayo de 1895, al frente de 60 jóvenes santiagueros, cuando ascendió a teniente coronel del Ejército Libertador.
Fue jefe de Estado Mayor del general José Maceo, con quien se batió en numerosos choques contra los españoles, y fue uno de los pocos que acompañaron a este en su temeraria entrada a la villa guantanamera, en junio de 1895, entre los dos fortines que custodiaban la ruta de ingreso a esa población; fue, asimismo, delegado electo a la Asamblea de Jimaguayú (constituyente de la República de Cuba en Armas), y designado jefe de Estado Mayor del Departamento Oriental, por el general Antonio Maceo, y administrador de Hacienda, por el Consejo de Gobierno.
Coronel, desde el de 1895.
Volvió a ser electo representante por el Departamento Oriental del Ejército Libertador para una asamblea constituyente, la de La Yaya (octubre de 1897), después de lo cual pasó al Cuartel General del mayor general Calixto García Íñiguez, y designado, finalmente, subinspector del 1. Cuerpo del Ejército Libertador, en cuyo desempeño fue ascendido a brigadier el 18 de agosto de 1898.
Durante la intervención norteamericana en Cuba, resultó electo presidente del Consejo de Veteranos de Oriente; se desempeñó como secretario del Gobierno Provincial, fue gobernador interino de la provincia de Oriente y alcalde electo del municipio de Santiago de Cuba; así como también jefe administrativo (Chief Clerk) de la Aduana de Santiago de Cuba, en la época republicana.
Se había casado en el año de 1900 con Ana Valiente Portuondo, la hermana del general libertador Francisco de Paula (de los mismos apellidos), con quien tuvo cinco hijos (uno de ellos muerto en la infancia).
Decepcionado de la polìtica, sólo hizo vida pública en los consejos de veteranos mambises, y se retiró a la vida privada, hasta que, el 22 de julio de 1924, falleció este ilustre santiaguero, destacado luchador por la independencia patria, mambí de las tres guerras separatistas.
 

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